Dos hermanas habían comprado la entrada más barata para ver a Paul McCartney en Córdoba, pero lo que sucedió luego superó todas sus expectativas. Según contaron en un tuit, apenas entraron al estadio, un miembro británico del staff se les acercó y les ofreció la posibilidad de estar en primera fila, justo frente al ex Beatle.
La única condición que les impuso fue que bailaran y cantaran durante todo el show. Sin dudarlo, aceptaron y vivieron una noche inolvidable. Tras el recital, confesaron estar en “shock y sin voz” por haber disfrutado de esa experiencia única, algo que seguramente muchos soñaron, pero solo ellas consiguieron.
LA INJUSTA(?) VENTAJA DE LA BELLEZA
¿Qué fue lo que las llevó a vivir ese beneficio? Aunque el staff no lo expresó abiertamente, la respuesta parece estar a la vista. Ambas jóvenes encajan perfectamente con los estándares de belleza hegemónicos: son jóvenes, blancas y con rasgos que se alinean con la imagen dominante de lo que la sociedad considera “lindo”.
No se trató solo de una casualidad o buena suerte, sino de lo que se conoce como “Pretty Privilege”, o el privilegio de ser bello/a.
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El Pretty Privilege es un fenómeno que afecta a quienes encajan con los cánones de belleza socialmente aceptados, brindándoles oportunidades que a otras personas les resultan inalcanzables. En el caso de estas dos chicas, su apariencia física les permitió pasar de las gradas más baratas a la primera fila del concierto de McCartney, una ubicación codiciada por miles de fanáticos que, aunque hubieran pagado más, no recibieron esa misma oferta.
Este concepto puede parecer superficial, pero sus efectos son reales y están respaldados por estudios que confirman cómo la belleza física abre puertas.
Por ejemplo, investigaciones publicadas en el Journal of Personality and Social Psychology muestran que las personas atractivas suelen ser percibidas como más competentes, agradables y confiables.
Esto tiene implicaciones en muchos ámbitos de la vida, desde las relaciones interpersonales hasta el mercado laboral. Un estudio de la Universidad de Harvard reveló que la belleza está asociada, de manera inconsciente, a cualidades positivas como la inteligencia y la amabilidad, lo que otorga una ventaja significativa a quienes nacen con estos atributos.
En el contexto del recital de McCartney, el hecho de que estas dos jóvenes fueran ubicadas en la primera fila no solo benefició a ellas, sino también a los organizadores del evento. Mostrar a personas jóvenes y bellas cantando y disfrutando del espectáculo en lugares visibles es una estrategia que ayuda a construir una imagen de vitalidad y entusiasmo alrededor del show.
Además, en un público donde predomina la gente de mayor edad —dada la trayectoria de McCartney—, tener caras frescas y atractivas en primera fila contribuye a mejorar la estética general del evento.
Sin embargo, este tipo de privilegio también trae consigo una discusión más amplia sobre las oportunidades que no todos tienen.
¿QUE SE MUERAN LOS FEOS?
Las personas que no se ajustan a los estándares de belleza dominantes suelen ser invisibilizadas o pasan desapercibidas en estos mismos contextos. En este sentido, el Pretty Privilege no es un mérito ni algo que se haya “ganado”, sino un beneficio derivado de características físicas que encajan con lo que la sociedad considera deseable.
En Argentina, este concepto no está tan difundido como en otros países, pero claramente se manifiesta en situaciones como esta. Las chicas que vivieron esa experiencia en el recital no tuvieron que hacer nada más que ser ellas mismas para recibir un trato preferencial, algo que probablemente no hubiera sucedido si no hubieran correspondido con ciertos parámetros estéticos.
El Pretty Privilege, entonces, es una forma más de desigualdad social que, aunque sutil, se cuela en diversos aspectos de la vida cotidiana.
No se trata simplemente de ser “lindo” o “linda”, sino de cómo la sociedad valora ciertos atributos físicos por sobre otros, otorgando ventajas invisibles a quienes los poseen. Como en el caso de estas dos hermanas, es probable que sigan viviendo situaciones similares en el futuro, mientras que otros —aquellos que no encajan en el molde— rara vez experimenten algo similar, aunque paguen más o se esfuercen igual.
LAS PUERTAS QUE ABRE LA BELLEZA
El término “Pretty Privilege” no tiene un origen claramente definido ni está atribuido a una única persona, pero su uso comenzó a popularizarse en los últimos años a través de redes sociales y plataformas como TikTok y Twitter, donde los usuarios comenzaron a reflexionar sobre las ventajas sociales que se obtienen simplemente por cumplir con los cánones de belleza convencionales.
Aunque la idea detrás del concepto es discutida por sociólogos y psicólogos desde hace décadas bajo términos como el “efecto halo” o la discriminación basada en la apariencia, fue en los espacios digitales donde se consolidó como “Pretty Privilege”.
Es una extensión de los privilegios de clase o raza, pero específicamente aplicados al atractivo físico dentro de las normas heteronormativas y eurocéntricas.
Algunos ejemplos famosos de este beneficio se observan en la cultura pop. Modelos y celebridades como Kendall Jenner o Gigi Hadid, quienes provienen de familias influyentes, fueron criticadas por cómo su belleza y conexiones les facilitaron el acceso al éxito en la industria de la moda, algo que sería mucho más difícil para personas sin esos atributos.
Otro caso que hizo referencia a este “beneficio” fue el del ex presidente norteamericano, empresario y magnate de medios, Donald Trump, quien en una entrevista mencionó cómo prefería contratar personas atractivas para su equipo, insinuando que la belleza física generaba mejores oportunidades laborales y sociales.
Estos casos son un claro ejemplo de cómo el “Pretty Privilege” sigue presente en múltiples áreas de la vida cotidiana, ya sea en el entretenimiento, los negocios o las interacciones sociales. Y también como habilita a la discriminación, a la xenofobia, al racismo y a la exclusión, por parte de quienes lo ven como un mérito pertenecer al grupo de “elegidos”, para aquellas personas que no se alinean a tales estándares.
