

La capitana de Las Panteras, Yamila Nizetich, no anduvo con vueltas para hablar de la actualidad de la Selección argentina de vóley femenino.“Hay ciclos que deberían cerrarse y no se cerraron”. La contracara de la Selección de fútbol que se fue en silencio de Rusia.
Hay formas y formas de perder y hay, también, distintas formas de encarar una derrota. La variante para el equipo de fútbol capitaneado por Messi fue el silencio. Sin autocrítica, uno a uno los jugadores dejaron Rusia para adentrarse en sus lujosas y merecidas vacaciones. Sin replanteos, sin siquiera una palabra para la gente que los apoyo y sufrió con ellos. Nada.
La contracara es la Selección de Vóley Femenino que, al igual que el fútbol tuvo un antes y después en Brasil, en los Juegos de Río. La historia de lo que pasó con el Sub 20 de fútbol es conocida: Viajo sin técnico, en la previa se eligió al Vasco Julio Olarticoechea y se entrenó con apenas 11 jugadores, terminó en fracaso y papelón. De eso, AFA no aprendió nada.
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El Vóley en Río para Las Panteras también fue bisagra. Luego de la histórica primera participación, el recambio se postergó demasiado y así lo reconoció su capitana, Yamila Nizetich en charla con La Licuadora Deportiva “Las Panteras hace dos años que no jugamos al vóley” dijo.
“El sueño del Juego Olímpico se cumplió y lo disfrutamos como se debía. Hoy el objetivo de Las Panteras es otro, más allá de que viene el Mundial por delante. Yo tengo la sensación de que ahora Las Panteras no están jugando al vóley. Estamos haciendo las cosas mal. Parte de cada Pantera y cada uno del staff decir que somos todos responsables y hacer algo al respecto” remarcó la cordobesa dando un ejemplo de cómo se ejerce una capitanía, remarcando errores para construir.
Nizetich agregó que “Hay que avanzar, evolucionar, mejorar la Liga Argentina, mejorar los entrenamientos, mejorar las condiciones, hay un montón de cosas que mejorar en el día a día, lo que hacemos para poder entrenar, que hace 5 grados en el poli… Hay ciclos que debían haberse cerrado y no se cerraron, sabía que iba a pasar y eso da más bronca” dijo quien, al menos hasta que termine el Mundial de Japón que se viene en octubre, seguirá luciendo el brazalete de capitana.
Una capitana con liderazgo y autocritica para hacer de los malos momentos, momentos de aprendizaje y construcción, lejos de la soberbia y de la utilización de los micrófonos que hicieron los muchachos de la Selección, perdiendo el tiempo en descargar broncas personalizadas y caer en revanchismos de poca monta para, ante el primer revés, bajar la cabeza, subirse a un avión e irse en silencio.
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