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CRÍTICA DE LA UNLP

Movimientos antivacunas, una amenaza a la calidad sanitaria de la población mundial

Para saldar dudas con respecto a la eficacia de la vacunación, la Universidad Nacional de La Plata difunde evidencia científica y explica cómo y por qué surge el colectivo que pone este sistema de cobertura inmunológica en cuestión.

En medio de la discusión por el auge de movimientos antivacunas en distintas partes del mundo, desde la UNLP volvieron a remarcar que se trata de una peligrosa amenaza para la calidad sanitaria de la población.

“La evidencia sobre los éxitos de la vacunación en combatir las enfermedades infecciosas que amenazan la vida es vasta y muy clara”, señala la doctora Daniela Hozbor, docente de la Facultad de Ciencias Exactas e investigadora principal del CONICET.

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La misma se viene recopilando desde el desarrollo, hace más de 200 años, de la primera vacuna por Edward Jenner (1749-1823) contra una enfermedad que devastó a la humanidad, la viruela ”, agrega la también coordinadora de la Subcomisión de Vacunología de la Asociación Argentina de Microbiología.

Según la especialista, este desarrollo inicial fue nutriéndose de años de investigación científica hasta generar un gran número de vacunas que permitieron proteger a los ciudadanos de enfermedades infecciosas graves como el sarampión, la tos convulsa, las meningitis, la rubéola, la polio, el tétanos y otras.

“Con el uso de estas vacunas no sólo se lograron controlar enfermedades, sino que en varias regiones se consiguió eliminarlas. Argentina y la región de las Américas, por ejemplo, logró luego de efectuar una vacunación masiva durante 22 años contra el sarampión, que en el 2016 se certificara la eliminación de la enfermedad en la región ”, destaca.

La vacunación logró evitar más 700 millones de enfermedades y más de 150 millones de muertes. A su vez, se espera que en el período 2011-2020 las vacunas salven 25 millones de vidas: 2.5 millones al año, 7 mil por día, 300 por hora y 5 por minuto.

“No solo es un acto benéfico para el individuo sino también para la comunidad. Las vacunas son un derecho y una obligación ”, asevera la docente.

 

Surgimiento de los antivacunas

A pesar de la vasta evidencia científica, hay amenazas –alega la experta– que pueden disminuir los éxitos alcanzados, tal como los movimientos antivacunas, “constituidos por personas que de manera irracional no creen en los beneficios que pueden aportar las vacunas”.

“Existen desde la implementación de la vacunación masiva hace muchos años”, explica Hozbor, y agrega: “Son grupos muy activos y reivindicativos, que aportan información no contrastable y acientífica, que siembran desconfianza en una parte de la población llevando a una reducción de las coberturas vacunales recomendadas para el control de las distintas enfermedades”.

En un principio, el colectivo difundía sus mensajes en contextos familiares y cercanos, con el uso de panfletos y recursos similares. Más tarde comenzó a organizar charlas o mítines, hasta alcanzar luego espacios en revistas, radios y televisión.

“Hacia finales del siglo XX, con la aparición de internet y su uso cada vez mayor, los movimientos antivacunas logran exponer sus teorías más eficazmente ya que los mensajes que divulgan por esa vía están siempre presentes para quien los quiera consultar y además no tienen ningún filtro ni revisión sobre los contenidos expuestos ”, advierte la investigadora.

El impulso que cobró el movimiento hace poco más de una década fue a raíz de la publicación de un estudio con un número reducido de niños que mostraba una relación entre la vacuna del sarampión y el autismo.

“La distorsión de los datos presentados en aquel artículo y una docena de estudios con un número de individuos mayor muestran de manera concluyente que no hay ninguna asociación entre dicha vacuna y el autismo por lo que quedó desacreditado el artículo y autor principal del mismo ”, señala la doctora.

 

La vuelta del sarampión

En 1999, se detectó en Estados Unidos un brote de sarampión en una escuela perteneciente a una comunidad religiosa que no acepta las vacunas, mientras que en 2005 se registró otro en Indiana (Estados Unidos), luego de que una niña sin vacunas regresara de Rumania infectada de sarampión y contagiara a otros niños no vacunados.

En el mismo país, el brote más reciente de esta enfermedad ocurrió en Disney en 2014, cuando decenas de personas se contagiaron y extendieron el virus por varios estados norteamericanos.

Asimismo en Italia, sólo en 2017 el número de casos de sarampión aumentó a 5.006, cuando en 2016 se habían registrado 843 casos. El país tuvo la tercera tasa de la enfermedad per cápita más alta de Europa después de Rumanía y Grecia, naciones mucho más pobres. “El porcentaje de cobertura había aumentado constantemente a más del 90 por ciento en 2003, pero la obligación se alivió en 1999, porque habían creído erróneamente que se había arraigado la confianza en la ciencia y las vacunas”, explicó Hozbor.

El regreso del sarampión a la región de las Américas en los últimos dos años configura una muestra de que existen brechas en la cobertura en lugares donde accionan los movimientos antivacunas.

Estas brechas se deben cerrar en forma urgente. Es claro que para hacer frente a esta problemática contamos con una herramienta que debemos accionar de manera permanente: el acceso y la divulgación de información sólida y contrastable sobre vacunas ”, remarcó la docente.

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