

La narración del periplo de lo que era un viaje familiar a la costa por la antigua ruta 2, finita y con autos vetustos, causó furor y recuerdos de otros tiempos
Había que preparar todo muy bien. El auto familiar por lo general estilo utilitario con nombres como "break", "rural", "country" o "weekend", con porta equipajes repleto de valijas en el techo cubierto con mantas. Mamá ya había preparado viandas para el camino. Las toallas colgando de las ventanillas para tapar el sol de la ruta 2. Las paradas obligadas por la cantidad de horas que llevaría ese tramo a Mar del Plata o cualquier ciudad de la costa bonaerense, en un viaje que se tornaba interminable aunque el deseo de llegar lo volvía mas largo de lo que en realidad era.
Un usuario de Twitter decidió relatar varios de esos momentos de viaje y provocó centenares de comentarios de hombres y mujeres que con nostalgia y un poco de asombro recordaban como se podía circular tan inseguro e incómodo, sin aire acondicionado ni cinturones de seguridad, sin que nadie se quejara, hace 50, 40, y hasta 30 años atrás, cuando la ruta 2 a Mar del Plata era de una sola traza, con una mano por cada sentido de circulación.
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La historia que subió la cuenta "Corralón Ciudadela" vale la pena de ser replicada para las generaciones que no lo vivieron o para quienes quieran rememorar ese tipo de viaje que (lamentablemente, o por fortuna) ya nunca volverá.
Así comienza
"A esta hora, en los ‘80 estábamos saliendo para Mar del Plata. Renault 12 break. Padre y madre adelante y 3 hijos atrás. Nada de cinturones de seguridad ni apoya cabezas. El auto cargado hasta la manija, incluso con portaequipajes.
Era difícil llegar a la vieja ruta 2. Mano única, peligrosa. En la rotonda de Firestone, a mi viejo ya se le había acabado la paciencia. “Si siguen jodiendo no paramos en Gándara ni en Villa del Sur. Menos en Atalaya”.
La entrada y bienvenida a la ruta 2, era un sin fin de autos chocados para concientizar a los conductores. También eran muy peligrosos sus puentes angostos.
Mi madre previamente había preparado para llevar tarta de jamón y queso. La dejaba en la luneta para que “estén calentitas”. Parábamos en Chascomús debajo de una arboleda. Se aprovechaba el tiempo muerto para cargar nafta. Alguna vez paramos a comer acá. Creo que era en Maipú.
En algún tramo de la ruta siempre nos cruzábamos con un auto de deportivo o de alta gama. Yo decía:
- Mirá papá una cupé BMW”.
Y mi viejo:
- Es pura facha”. Vos mirá.
En fin, ayer hablando con mi viejo a quien tengo la suerte de tenerlo aún conmigo,recordábamos esto. Podré haber exagerado un poco, pero muchos de acá saben de lo que estoy hablando. Eran 6 a 8 horas que pasaban volando".
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