Una titánica tarea de saneamiento: ¿Cómo está el Riachuelo hoy?
Navegar por el Riachuelo es navegar por la revolución industrial argentina. En sus márgenes se ven silos, areneras, barracas y fábricas. Hoy casi todas están en desuso porque la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó sanear el curso de agua y recomponer su ambiente. INFOCIELO navegó 11 de los 64 kilómetros del río para ver cómo avanza esa tarea titánica.
“Toda esta zona se llamaba cementerio de barcos. Sacamos 70 buques hundidos”, le cuenta a este medio Lorena Suarez, la coordinadora de Cultura y Patrimonio de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR). De un lado está Avellaneda y del otro el barrio porteño de La Boca. Lorena, licenciada en Comunicación Social especializada en medio ambiente, navegó incontables veces por ahí: la causa Riachuelo es su causa desde el 2005, primero desde una ONG y ahora en la ACUMAR. Tal es así que en sus redes sociales se llama Riachuelina.
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No hay olor a nada y casi que no flota basura por el agua marrón. Todos los residuos quedan acorralados por alguna de las 30 mangas flotantes dispersas en agua. Luego una lancha pasa a juntarlos y se la alcanza a una pluma que la deposita en volquetes que más tarde retirará el CEAMSE. “El residuo sólido urbano es una de las tres causas principales de contaminación del Riachuelo”, explica Suarez.
Las otras dos causas son los desechos cloacales y los desechos industriales. Por eso no alcanza con limpiar el curso de agua. El plan de saneamiento elaborado en 2009 y actualizado en 2016 contempla relocalizar a las familias que viven en los márgenes del río y mudar a las industrias. Según el informe que la ACUMAR acaba de presentarle al Congreso de la Nación, llevan entregadas 6.272 soluciones habitacionales y se adecuaron a los parámetros ambientales el 54% de los establecimientos industriales que habían sido declarados agentes contaminantes.
A la altura del partido de Lanús, empiezan a aparecer garzas y tortugas. El margen bonaerense del río ya se ve primaveral: prima el pasto verde y las plantas florecidas. Del otro lado está la villa 21-24, una de las que tienen que demoler cuando terminen de reubicar a las familias que la habitan. El objetivo es que no haya nada que no sea costanera de acceso público a menos de 35 metros de la orilla. A eso en el ACUMAR le llaman Camino de Sirga y está avanzado en un 90%.
"En las márgenes ya no se acumula basura porque trabajadoras y trabajadores de cooperativas se ocupan diariamente de limpiar la ribera, lo que empieza a invitar a los vecinos y vecinas a reapropiarse de estos espacios. Y eso es lo que buscamos”, destaca el presidente del organismo a cargo del saneamiento, Martín Sabbatella.
Uno de los desafíos de la ACUMAR es la desembocadura del Arroyo Cildáñez en el Riachuelo. Ese afluente, alguna vez conocido como arroyo de la sangre, viene de Liniers y Mataderos, dos barrios porteños atravesados por la industria ganadera. Acá sí hay olor putrefacto y manchones negros en el agua, pero además se ve un burbujeo constante en la superficie. “Es el gas metano que tiene la bosta de la vaca”, afirma Suarez.
El mercado de hacienda inaugurado en Liniers en el 1900 nunca tuvo planta de tratamiento y siembre tiró sus residuos al Cildáñez y de ahí al Riachuelo. Finalmente, a mediados de 2022 se inauguró el Mercado Agroganadero de Cañuelas con instalaciones para tratar los desechos antes de su disposición final. “Es un punto de inflexión para el saneamiento”, destacó Sabbatella.
El otro punto de inflexión es (será) el Sistema Riachuelo, la mega obra de 1.200 millones de dólares que permitirá incluir en una red de cloacas y tratamiento a los domicilios de 1,5 millones de personas. El titular de la ACUMAR definió a este proyecto como "la obra de ampliación cloacal más importante de los últimos 70 años". A fines de septiembre comenzaron las primeras pruebas operativas y el paso siguiente sería conectar las viviendas a la red.
A 15 años del fallo que ordenó el saneamiento, el personal de la autoridad de cuenca sabe que falta mucho, pero se permite pensar en el futuro. La coordinadora de Patrimonio y Cultura sueña con un río que se pueda usar para navegación comercial, como medio de transporte y con fines recreativos. Ya hay una parte cercana a la desembocadura habilitada por la Justicia para un uso pasivo que permitiría, por ejemplo, hacer excursiones desde Tigre hasta La Boca.
Primero hay que terminar de relocalizar a las familias que viven en los márgenes, mudar las curtiembres al Parque Industrial Curtidor que se terminó de construir recientemente en Lanús y, obviamente, dejar de contaminar definitivamente. "Tenemos varios objetivos, uno es dejarle a la comunidad una esperanza: esto se va a recuperar", (se) promete Riachuelina. Y Sabbatella completa: "Estamos terminando una primera etapa del saneamiento. Ahora, seguimos trabajando para devolverle algo de lo que alguna vez fue".
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