Una de las primeras decisiones que tomó Cristina Kirchner cuando retomó el control del Partido Justicialista nacional (PJ) fue designar a Sergio Berni como interventor del partido en la provincia de Salta. Quizás, con el diario del lunes en mano, no fue una idea tan buena.
“No estamos acá por problemas administrativos, sino para reorganizar el peronismo“, había dicho el ex ministro de Seguridad bonaerense ni bien llegó a tierras salteñas. Las autoridades locales, como era de esperar, no lo recibieron de la mejor manera y acusaron a la expresidente de “centralista” y de vulnerar “la voluntad de los afiliados de nuestro distrito”.
Lo cierto es que Berni y María Luz Alonso trabajaron incansablemente desde febrero para ordenar al peronismo salteño. Finalmente, el pasado fin de semana participaron de las elecciones legislativas de la provincia con la lista llamada Frente Justicialista. Sorpresivamente, o no, los resultados no fueron los mejores: sacaron el 6,53% de los votos quedando terceros y no lograron meter ningún legislador.
Tras esta derrota, en el gobierno bonaerense reconocieron que “no fue un día feliz para el peronismo“. Berni, por su parte, no tuvo más remedio que salir a defender su intervención. Con una retórica parecida a la del Frente de Izquierda que destaca la pureza ideológica, el dirigente bonaerense dijo: “Prefiero tener un partido de 7 puntos y que represente realmente los intereses del peronismo“.
En diálogo con Radio 10, quien fuera ministro de Seguridad en la provincia de Buenos Aires reconoció que “es muy poco para un partido de poder” sacar 6,53%. “Nos separan 23 puntos entre lo que sacó el gobernador y lo que obtuvo el PJ. ¿Para qué quiero un Partido Justicialista de 30 puntos, si ese PJ está sometido a las negociaciones entre el gobernador de Salta con Milei y pone el PJ a disposición de los intereses de Milei y la entrega irrestricta de los intereses de la nación?”, se preguntó.