Protagonista de una verdadera guerra fría que incluyó la semana pasada límites a sus aspiraciones presidenciales impuestos por Gobernadores, intendentes y sindicalistas alineados con Néstor Kirchner, Scioli no oculta el rédito que obtuvo del escarmiento presidencial en la Boca, cuando el mismísimo Néstor Kirchner aceptó dejarlo moverse a su estilo.
En ese marco, el mandatario provincial lanzó hoy en Casa de Gobierno, a diferencia de años anteriores en los que participaba de la muestra en condición de invitado, la feria ‘Expoagro’, organizada en sociedad –se sabe- por los dos principales medios gráficos enemistados con el Gobierno Nacional, los diarios Clarín y La Nación. Un gesto hacia los Grupos periodísticos que se suma a la indisimulada decisión del gobernador de esquivar cualquier pregunta direccionada a los principales ejes de la discusión entre esos medios y la Casa Rosada: la Ley de Medios y la embestida por el manejo de Papal Prensa.
“Es un gran orgullo que la Provincia que tiene la mayor participación del complejo agrícola ganadero del país, pueda realizar este clase de encuentros”, endulzó Scioli los oídos de los organizadores de Expoagro
No fue el único gesto de diferenciación con el Gobierno Nacional que protagonizó Scioli en las últimas horas. El sábado último, en Mar del Plata, recibió, invitado, al intendente platense Pablo Bruera, en el marco de una cena en la que reunió a 75 alcaldes bonaerenses con la excusa de celebrar la culminación de los Juegos Deportivos, pero en las que se habló, más que de las virtudes del Deporte, del principal proyecto de gestión con el que busca el mandatario provincial apuntalar su carrera –por hora- por la reelección: la regionalización.
Hubo más. La semana última, Scioli recibió en Gobernación y se mostró fotografiado, al pastor Luis Palau, el evangelista que supo ser confesor de Ronald Reagan y rezó, junto a George Bush, cuando Estados Unidos invadió Irak y por el que el Gobierno Nacional, en plena gestión de Néstor Kirchner, protagonizó una encendida polémica con el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, cuando éste le permitió pregonar la palabra de Dios en medio de la Avenida 9 de Julio.
Escuchado por más de 800 millones de personas en todo el mundo –su palabra se riega por más de 100 países- el pastor evangelista figura en la lista de enemistados con el Gobierno Nacional.