¿Qué piensan los intendentes de la UCR sobre Axel Kicillof?
Con Maximiliano Abad lanzado, Martín Tetaz corriendo y Gustavo Posse siempre listo, la UCR bonaerense aspira a tener candidato propio en la provincia de Buenos Aires después de 16 años. El partido que se volvió competitivo desde su inclusión en Cambiemos y que se ordenó institucionalmente a partir de una interna vigorosa hace dos años, no tiene, sin embargo, resueltas varias discusiones internas.
Hay una línea amarilla que genera debate entre los boina blanca. Radicales como Facundo Manes que encuentran en Mauricio Macri un límite y otros que piensan que hay que tentar a esa derecha liberal en lo económico y conservadora en lo político que busca crecer desde los márgenes del sistema político.
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Tetaz es uno de los que promueve esa apertura. En las últimas horas planteó abiertamente que hay que buscar un acuerdo con Javier Milei en la provincia de Buenos Aires para evitar que Axel Kicillof consiga la reelección.
Milei tiene otros planes. "Jamás voy a pertenecer a Juntos por el Cambio", postuló hace pocos días entrevistado al aire de Estación Marina.
El cálculo del economista -diputado nacional electo por la Capital Federal- es claro: en la provincia de Buenos Aires no hay balotaje y el oficialismo tiene buenas chances de imponerse. "Milei nos puede sacar 10 o 15 puntos y hacer perder la elección bonaerense", sostuvo entrevistado en La Nación.
Fuego desde la línea celeste
También hay una línea celeste. Detrás de ella trabajan otros radicales como Leopoldo Moreau o Ricardo Alfonsín, que forma parte del Frente de Todos. Moreau ironizó desde Twitter respecto del planteo de Tetaz: "Primero se subordinaron a Macri. Ahora proponen un acuerdo con Milei. ¿El próximo paso será reivindicar el gobierno de Videla?", chicaneó.
"¿La Franja Morada, la Juventud Radical y los intendentes de la UCR reaccionarán a tiempo?", se preguntó luego.
En la alianza opositora hacen fila para polarizar con el Gobernador, a quien algunos elementos comienzan a llamar “marxista”. En calle 6 bromearon con el recuerdo de la demonización que ensayó Miguel Ángel Pichetto en 2019.
Lo cierto es que la UCR territorial, que tiene responsabilidad de Gobierno, no trabaja políticamente en esa sintonía. Lo plantean sus representantes -los intendentes- y el propio Axel Kicillof. "No voy a decirte cosas sobre los vínculos personales, pero en los intendentes radicales encontramos demasiadas coincidencias", blanqueó esta semana en una entrevista con INFOCIELO.
Kicillof se distanció de los planteos que consideran "inviable" a la Provincia y sostuvo que si no la saben gobernar "se abstengan de hacerlo". "Hay cosas con las que no comulgo con los intendentes radicales, pero en el desarrollo del interior de la provinca, en mejorar la logística, la infraestructura, la salud pública", planteó, diferenciándose de quienes "desde la ciudad de Buenos Aires" plantean "privatizar todo".
Los intendentes radicales dicen otra cosa
No fue una impostura del Gobernador y tampoco una estrategia para dividir a la principal alianza de la oposición. El diálogo entre el Gobierno bonaerense y los intendentes radicales fluye y encuentra coincidencias. Lo manifestó, por ejemplo, el intendente de Magdalena, Gonzalo Peluso.
"No comparto la mirada que tiene sobre el interior de la Provincia. Privilegia el AMBA", sostuvo, tras lo cual ponderó el "diálogo en el marco de la institucionalidad". "Yo, si tengo que hacer un asado, donde vamos a hablar de política, seguramente lo invite, porque es un tipo interesante para escuchar, aunque desde el punto de vista de la economía no coincido en nada", agregó.
Fuera de micrófono, otros intendentes pueden dar cuenta de más coincidencias. Por ejemplo, la preocupación que genera la situación de las jubilaciones del Banco Provincia o la necesidad de refinanciar la deuda en dólares que contrajo María Eugenia Vidal.
"No nos podemos desentender de estas cosas, porque dentro de un año nos puede tener que tocar gobernar a nosotros", señaló a INFOCIELO en pleno debate legislativo un intendente de peso, en una postura abierta al diálogo y a negociar con el Gobierno, contra la que plantea -y que a la postre impuso- el ala dura del PRO, y que le da sustento a la chicana de Moreau.
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