

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó este jueves que la cosecha de soja será la más baja desde la campaña 2000/2001, debido al impacto por la sequía que azotó la región centro del país.
De acuerdo a sus estimaciones, la cosecha de soja será de alrededor de 25 millones de toneladas, lo que significa una caída interanual de la producción del 35%.
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Junto a la magra cosecha de soja se suman la de maíz y el trigo, las tres principales producciones agropecuarias argentinas, que juntas suman el 43% de las exportaciones totales del país.
De este modo, las pérdidas superarían los 14 mil millones de dólares. El dato ya había encendido las alarmas del Gobierno nacional, que debió renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un cambio de las metas de reservas establecidas en su programa de Facilidades Extendidas.
La meteorología no estuvo del lado argentino, en tanto que a la sequía que sufre la región centro desde junio, se le sumó heladas tempranas en febrero y una terrible ola de calor en la última quincena, con temperaturas de más de 40 grados.
Si se le suma la menor demanda de fletes, mano de obra y servicios financieros, las pérdidas totales para la actividad económica nacional alcanzan los 19.000 millones de dólares, indicó la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
El Gobierno nacional deberá afrontar entonces una suerte de nueva pandemia con la sequía, en tanto que el impacto negativo sobre el PBI podría llegar a una caída de 3 puntos.
"La sequía implicará un impacto negativo directo sobre el PIB de 2,4%. Si se toma en cuenta la contracción en la oferta de divisas, en el orden de los US$ 18.000 millones, la economía en su conjunto podría sufrir una caída de 3%", calculó la consultora del ex viceministro de Economía, Emanuel Álvarez Agis.
De esta forma, el "escenario más temido", en palabras de Cristina Kirchner, que implica una elevada inflación con un freno de la actividad económica, está a la vuelta de la esquina.
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