

Escena uno: La Plata, calle 5 y 46, 8 de abril. Un trabajador de la Legislatura bonaerense sufre un asalto luego de extraer poco más de 36 mil pesos del Banco Provincia situado a pocas cuadras del lugar, tras ser abordado por dos ladrones que escaparon con el botín.
Escena dos: Mar del Plata, mismo día. Una mujer de 65 años es asaltada violentamente en la zona del puerto, mientras intentaba subirse a su auto. Acababa de retirar del banco unos 45 mil dólares que llevaba en un bolso.
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Escena tres: La Plata, pleno centro, 9 de abril. Un “arbolito” que acababa de retirar unos 100 mil pesos de una caja de seguridad del Banco Provincia es abordado por un joven que le arrebata una mochila y, al pasar, le asesta dos disparos con un arma 9 mm. Escapa pero deja en el camino la recaudación.
Además de modus operandi, lo que tienen en común las tres escenas es una práctica que se intensificó en los últimos días: el retiro de fondos, por parte de los ahorristas, de los bancos argentinos. Los síntomas de una crisis económica, a partir de la volatilidad del dólar y del retorno del fantasma del FMI, desempolvaron en el subconciente el fantasma del corralito.
En rigor, las cadenas de whatsapp y los posteos en las redes sociales con la palabra mágica –corralito, claro- cunden cada vez que se acerca un vencimiento de las ya célebres Lebacs. El próximo es inminente: el 15 de mayo vence una tanda de más de 600 mil millones de pesos.
Pequeños ahorristas y empresarios acudieron a las ventanillas a liquidar sus depósitos. La tendencia fue confirmada a INFOCIELO por gerentes de entidades y representantes gremiales: los retiros se incrementaron en la última semana. “Les tengo más miedo a los bancos que a las salideras”, se sinceró, para más datos, un empresario que optó por la seguridad del colchón.
Paradójicamente, no hay registro de que los robos se hayan incrementado: sí su espectacularidad. Los malvivientes no se atemorizan ante la posibilidad de quedar escrachados por cámaras de seguridad, como ocurrió en Mar del Plata, y tampoco le tienen miedo a los atracos en sucursales céntricas, como en el caso de La Plata.
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