Milei y su tramposo "fin de la pauta": El discrecional manejo de Santiago Caputo
Milei prometió secar la pauta oficial públicamente, pero detrás, Santiago Caputo maneja millones en publicidad sin control. Para esto "sí hay plata", pero opaca
Una de las promesas más resonantes durante la campaña de Javier Milei fue cortar la financiación de medios de comunicación a través de la pauta estatal, un sistema que históricamente ha sido criticado por fomentar una relación de dependencia entre el periodismo y el poder político.
Sin embargo, según el análisis realizado por Agustín Espada, investigador del CONICET y profesor universitario, esta "reducción" de la pauta publicitaria es una fachada para ocultar un manejo más opaco y discrecional de los recursos estatales.
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TRAMPOSO "FIN DE LA PAUTA"
Durante una entrevista en el streaming "País de Boludos", Espada explicó cómo el gobierno de Milei, a través de la figura de Santiago Caputo, implementó una estrategia de desvío de fondos hacia cajas más difíciles de rastrear y fuera del escrutinio público.
En su intervención, Espada destacó que, si bien la administración libertaria eliminó la visibilidad de la pauta oficial, esta no ha desaparecido, sino que se canaliza por otras vías, principalmente a través de empresas estatales como YPF, Aerolíneas Argentinas, AFIP y el Banco Nación.
Lo más preocupante, según Espada, es la falta de transparencia con la que estos fondos son gestionados.
A diferencia de los gobiernos anteriores, donde la publicidad oficial se encontraba bajo la supervisión de organismos de control, las "cajas" manejadas por Santiago Caputo no tienen la obligación de rendir cuentas sobre el destino de esos dineros.
SANTIAGO CAPUTO Y SU ROL "RASPUTINIANO"
La discrecionalidad en la asignación de recursos genera un escenario en el que se puede beneficiar a determinados medios y periodistas que resulten afines al gobierno, sin que esta información sea accesible al público.
Un ejemplo concreto que menciona Espada es la publicidad que se puede observar durante los partidos de fútbol de la selección argentina.
En estos eventos, las marcas de las empresas estatales que ahora manejan los fondos publicitarios están omnipresentes, evidenciando que la pauta no ha desaparecido, sino que cambió de manos y la prueba de ello se concentra en eventos de alto impacto mediático.
Esto plantea interrogantes sobre la verdadera naturaleza de la relación entre el gobierno y los medios de comunicación en la actualidad.
Otro aspecto señalado por el investigador es el volumen de dinero que se está invirtiendo en estas cajas opacas. Espada menciona que, en los últimos seis meses, YPF destinó alrededor de 40 mil millones de pesos en publicidad, una cifra comparable con lo que gastó el gobierno de Alberto Fernández en todo su último año de mandato, con la diferencia de que, bajo el gobierno anterior, estos gastos eran públicos y estaban sujetos a control.
En contraste, los actuales fondos manejados por Caputo no están sujetos a la misma supervisión, lo que dificulta cualquier intento de fiscalización.
LA PAUTA OFICIAL MÁS "EXTRAOFICIAL"
Este nuevo esquema de gestión de la publicidad estatal no solo afecta la transparencia, sino que también genera una dependencia aún más fuerte entre los medios de comunicación (o específicamente ciertos comunicadores) y el gobierno.
Dado que el Estado representa entre el 10% y el 15% de la inversión publicitaria en el sistema de medios en Argentina, secar por completo la plaza publicitaria es un golpe devastador para la industria periodística.
Ante esta realidad, los "privilegiados" se benefician recurriendo a las "cajas" manejadas por Caputo para sostener su funcionamiento, lo que refuerza la opacidad y reduce la independencia periodística.
Entonces, aunque el gobierno de Milei hayq prometido un corte radical en la pauta oficial, la realidad es mucho más compleja. Bajo un sistema de cajas discretas manejadas por Santiago Caputo, los fondos estatales siguen fluyendo hacia unos pocos medios afines, pero ahora de manera nada transparente y sin rendición de cuentas. Esto plantea serios desafíos a la independencia de la prensa y la integridad del debate público en Argentina.
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