Masacre de Monte: los policías se negaron a declarar y hay misterio por la ausencia de un teléfono
Por la “Masacre” de San Miguel del Monte ya hay 14 policías desafectados, siete de ellos detenidos. La justicia ya confirmó que la policía persiguió disparado al vehículo que llevaba a los cinco jóvenes y también marcó irregularidades en el accionar posterior al trágico accidente.
Mientras tanto, la investigación intenta determinar si existió algún otro móvil para que los oficiales reaccionaran de esa manera, desencadenando la muerte de tres menores y un joven de 23 años.
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Luego de ser detenidos, siete de los ochos policías que fueron detenidos, se negaron a declarar ante el fiscal de Cañulas, Lisandro Damonte, Mientras tanto, una oficial se presentó espontáneamente en la fiscalía para dar su versión.
Los policías que permanecen en silencio son el el capitán Rubén Alberto García, los oficiales Leonardo Daniel Ecilape y Manuel Monreal y el subayudante Mariano Ibáñez. Todos estos acusados de “homicidio doblemente agravado por abuso de su función como miembro de fuerzas policías y por el empleo de armas de fuego”.
Además, hay otros tres oficiales imputados. Son el subinspector José Alfredo Domínguez y los oficiales Cristian Righero y Juan Gutiérrez, la justicia analiza juzgarlos por los delitos de “encubrimiento agravado y falsedad ideológica de instrumento público”.
En pedido de justicia, este viernes 24 se realizaron dos marchas. Una en San Miguel del Monte, en donde ya se habían realizado movilizaciones, y la otra en Plaza de Mayo, con la presencia de organismos de Derechos Humanos.
DOS INCÓGNITAS
Todavía no se sabe a ciencia cierta por qué los oficiales persiguieron con tanta saña al vehículo en el que viajaban los chicos de San Miguel del Monte. Por estas horas, se especula otro escenario, aún más complejo, en el cual los jóvenes hayan sido testigos de una situación ilegal de la policía, como narcotráfico. Eso habría desencadenado la persecución, que tuvo un final trágico.
En tanto, la segunda incógnita tiene que ver con el teléfono de una de las víctimas, quien, a diferencia del resto de los fallecidos, no pudieron encontrar al celular. Su familia asegura que recibe los mensajes, pero nunca responde. Sospechan que miembros de la policía lo tengan en su poder.
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