Los informes que prueban el espionaje de Macri a la oposición
La citación a prestar declaración indagatoria al ex señor cinco del gobierno de Mauricio Macri, Gustavo Arribas, y de su segunda, Silvia Majdalani, reveló datos inéditos sobre los mecanismos de espionaje que la administración Cambiemos implementó a nivel nacional y muy especialmente en la Provincia de Buenos Aires.
Arribas y Majdalani, los “capos” de la AFI, que respondían directamente al expresidente Mauricio Macri hasta el 10 de diciembre de 2019, deberán dar explicaciones de las llamadas “Bases AMBA”, que operaron en seis puntos del Conurbano: Morón, San Martín, quilmes, Pilar, La Matanza y Ezeiza, desde donde se recopiló y sistematizó la información obtenida mediante tareas de espionaje sobre las actividades políticas de la oposición.
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El seguimiento incluye agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, Kolina, Nuevo Encuentro o Miles, pero también partidos de izquierda, como el MST y el PO, y hasta organizaciones piqueteras como Barrios de Pie o el Frente Popular Darío Santillán. Todas tienen en común haber integrado la oposición al macrismo.
El juez federal Alejo Ramos Padilla advierte en el auto de procesamiento de algunos imputados, como Ricardo Bogoliuk, que manejaba la base Ezeiza, que “para el discurso público se crearon para investigar delitos federales complejos como el narcotráfico o la trata de personas” en realidad “se utilizaron casi exclusivamente para realizar espionaje interno de tipo político”.
Los informes son lapidarios. Hay planillas de excel donde se vuelcan datos recopilados de manera sistemática. Incluyen datos personales de diferentes ciudadanos que se transformaron en objetivos de la inteligencia estatal como consecuencia de sus actividades políticas, ya sean partidarias, comunitarias o gremiales. Esos datos van desde DNI, CUIL, domicilios, teléfonos, datos familiares, etc, vehículos utilizados por manifestantes para asistir a actividades políticas, entre otros.
La mayor parte de la información se puede obtener en internet, como los nombres de los referentes de los distintos espacios, las direcciones de los locales partidarios. Pero hay de otra clase, muy presumiblemente obtenida mediante indagaciones personales y seguimientos. Espionaje puro y duro. “El referente Juan Marino llama por teléfono a los diferentes integrantes del TPR cuando se realiza algún acto por un determinado motivo”, es uno de los ejemplos que exhibe Ramos Padilla, quien dio cuenta incluso de tareas de “infiltración”.
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