A días de que se le terminen las facultades delegadas, el presidente de la Nación, Javier Milei, firmó un decreto para modificar un organismo clave para promover la investigación. Se trata de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación creada en 2020 que ahora tendrá menos independencia. Temen que hagan lo mismo con el CONICET.
Las novedades quedaron oficializadas este viernes con la publicación del Decreto 447/25. Básicamente, la administración libertaria decidió “modificar las competencias y funciones” del organismo en cuestión para que funcione “con mayor eficiencia y eficacia”. Es que, según entienden, la Agencia tiene “una estructura organizativa compleja y excesivamente burocrática”.
En concreto, lo que hicieron fue achicar el directorio eliminando 8 cargos. Ahora el órgano de gobierno estará compuesto por un presidente y dos directores. Vale aclarar que todos serán designados (y removidos) por el Poder Ejecutivo a propuesta de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación.
Este cambio podría parecer menor, pero no lo es ya que el directorio es el encargado de elegir qué proyectos se apoya y cuáles no. De hecho, ya hay rumores de que Milei pretende introducir cambios en la dirección del CONICET para hacer justamente eso. Para Roberto Salvarezza, el presidente del a Comisión de Investigaciones Científicas bonaerense (CIC), se trata de “otra provocación de un gobierno de ignorantes”.
“Las líneas prioritarias y estratégicas en ciencia y tecnología se establecen en los planes que las autoridades presentan al Congreso. Por ejemplo, el vigente Plan 2030. No precisamos decretos, sólo tener un plan para la ciencia”, explicó el funcionario.
Volviendo a las modificaciones en la Agencia, el decreto de Milei también introdujo cambios en sus funciones. Ahora el énfasis estará puesto en la transferencia tecnológica al sector productivo, algo que ya hacen organismos como el INTA o el INTI.
Finalmente, se restringió fuertemente la asignación de fondos. Antes se hacía mediante concursos o licitaciones, pero ahora habrá que someterse a procedimientos más complejos y los proyectos deberán incluir criterios de factibilidad económica, riesgo y recupero. También le abre la puerta al financiamiento externo, lo que sugiere que la Nación no tiene intenciones de asignarle presupuesto propio.