Tras sus descalificaciones públicas, el presidente Javier Milei dio un volantazo respecto de sus opiniones sobre el máximo representante de la Iglesia católica, el papa Francisco, quien lo recibirá próximamente.
A principios de mes, el mandatario nacional le envió una carta en la que expresó su deseo de que el sumo Pontífica pueda visitar la Argentina próximamente. Ahora, el religioso dijo que está “listo a iniciar un diálogo” con Milei.
“No. Las palabras en campaña electoral van y vienen”, sostuvo el pontífice en una entrevista publicada hoy por el diario La Stampa al ser consultado si se sentía ofendido por los dichos de Milei durante el proceso electoral de 2023.
El encuentro entre ambos será el mes siguiente, cuando el presidente viaje al Vaticano para participar de la canonización de la que será la primera santa argentina, Mamá Antula.
“El 11 de febrero vendrá a la canonización de ´Mamá Antula`, fundador de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires. Antes de las canonizaciones es costumbre saludar a las autoridades en la sacristía”, adelantó Jorge Bergoglio.
En ese plano, reconoció que “pidió una cita para una conversación conmigo: acepté, y por eso nos veremos. Y estoy listo para empezar un diálogo, hablar y escuchar con él. Como con todos”.
“Representante del maligno en la Tierra” y “zurdo hijo de puta”, “sorete mal cagado” y “pregonador del comunismo”, fueron algunas de las calificaciones que Javier Milei lanzó sobre el papa Francisco, con quien ahora quiere amigarse y entablar una relación diplomática.
bajo el estricto control de su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
La carta que le envió Javier Milei al papa Francisco
SANTO PADRE,
Agradezco su muy significativo llamado telefónico del 22 de noviembre, luego de mi elección como Presidente. Valoro sus sabios consejos y sus deseos de coraje y sabiduría para mi persona, tan necesarios para encarar el desafío de dirigir los destinos de nuestra Patria y de nuestros conciudadanos.
En lo personal, sus palabras fueron un gesto de aliento, además de afianzar mi convencimiento sobre la urgencia de transformar la realidad que atraviesa nuestro país para asegurar la paz y la prosperidad, mediante las reformas sociales y políticas que son tan necesarias.
También aprovecho esta oportunidad para agradecerle la participación de la Santa Sede en la ceremonia de mi asunción como Presidente de la Nación el pasado 10 de diciembre, al enviar como su representante al Nuncio Apostólico en Chile, Monseñor Alberto Ortega Martín.
Santidad, los argentinos atravesamos tiempos de aflicción y de esperanza. Observamos a nuestro alrededor como la pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias alcanza a la mitad de todos nuestros compatriotas. Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas urgentes para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas.
Teniendo presente su consejo de tener la sabiduría y el coraje necesarios, en mis primeras semanas de gobierno he procedido a proponer una serie de medidas de gobierno destinadas a transformar la situación que la República Argentina padece hace décadas.
Somos conscientes que estas decisiones pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas más vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia Católica, cuya acción en el campo social es invalorable.
Usted bien sabe que no necesita invitación para venir a su querida Argentina. A riesgo de decir lo innecesario, le invito a visitar nuestra amada Patria, conforme a las fechas y los lugares que nos sean indicados, teniendo presente el deseo generalizado de nuestras ciudades, provincias y pueblos de contar con Su presencia y transmitirle su filial afecto.
Como Presidente de la Nación Argentina, considero que su viaje traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar nuestras divisiones y enfrentamientos.
Su presencia y su mensaje contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina.
Sé que el tiempo es escaso. Aun así, espero que pueda viajar para la alegría general de todo el pueblo argentino. Reitero a Su Santidad las seguridades de mi alta consideración y respeto por su obra y su persona.