Estela de Carlotto y la docencia como herramienta para luchar contra el negacionismo
El video, parte de un documental filmado en 1986 a pocos años del regreso de la democracia, es viral. Una joven Estela De Carlotto frente a un aula llena de adultos jóvenes explica por qué comenzó la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo y recibe, atónita, los comentarios de algunos alumnos quien le recriminan la lucha subversiva y habla de que “los muertos en combate están bien muertos”.
Estoica y serena, Estela no le esquiva a los comentarios hostiles; no se retira de la conversación ni eleva la voz. Por el contrario, explica que “un país que tiene 400 niños desaparecidos es un país que tiene parte de su historia sin identidad. Es necesario devolver la identidad a esos niños”. Y logra que quienes antes le hablaban desde la famosa y controversial teoría de los dos demonios ahora la escuchen atentamente.
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Casi cuarenta años más tarde, en una entrevista en su casa, Estela De Carlotto recordó el momento ante INFOCIELO y explicó por qué reaccionó de manera tan tranquila. “Yo no dejé de ser docente”, dice quien dejó el aula cuando desapareció su hija Laura. “Y la docente si estás equivocado no te va a decir ‘eh, vos sos un forro’. No. Te va a explicar. Te va a decir”, completa.
“Eso fue en una escuela de Belgrano, una escuela de niños bien con una filmadora que vive en Cuba, que es norteamericana pero se casó con un argentino, y de ahí vinieron a hacer algunas proyecciones del tema de los desaparecidos”, rememora en el living de su casa. La directora a quien hace referencia es Estela Bravo.
“Yo pienso mucho en ese chico. Digo ‘¿cómo estará? ¿qué pensará? ¿habrá cambiado? ¿será un facho?’”, revela Estela de Carlotto y se ríe. Enseguida continúa: “Yo espero que haya cambiado”.
Y señala que fueron los propios compañeros quienes hicieron que el joven revea su postura. “Ellos lo hicieron callar. Se armó una discusión entre ellos. Yo le dije lo que le tenía que decir, como docente”, marca. El documental ratifica su memoria: compañeros y compañeras del muchacho le marcan que los militantes del ERP, Montoneros y demás grupos armados deberían haber sido juzgados por sus delitos, en lugar de secuestrados, torturados y desaparecidos.
“Yo no iba a enojarme. Yo iba a hablar, iba a que me entiendan y nunca, que puedo haber tenido alguna vez un desafío de alguien, darle la revuelta de "usted por qué no se va a...". No. 'A ver, un momentito. ¿Por qué dice eso? Explíqueme'. Entonces yo después le doy la otra explicación. La mayoría salen convencidos de la equivocación y otros... bueno, que Dios los ayude", remarca Estela de Carlotto.
Esa docencia la mantiene hasta el día de hoy. E insiste en que va a recorrer el mundo en busca de los nietos desaparecidos y apropiados. “Estuve el año pasado en Europa y en varios luegas, incluso en Inglaterra donde me di el gusto de decirle a los Lores que las Malvinas son Argentinas. No me podía callar. Pero se los dije dulcemente. Nadie me dijo nada”, recuerda con picardía.
Estela, que cumplió 92 años el pasado 22 de octubre, dice que hay que saber vivir con alegría. “A mí me gusta más reírme que llorar. Llorar lloro todas las noches pensando en los míos, pero no lloro con lágrimas. El dolor está adentro. Y lo demás tiene que ser disfrutar la vida”, reconoce.
Y piensa en el momento en el que ya no esté. “Me gustaría que me recuerden como me recuerdan ahora. Me recuerdan con cariño. Recibo tantos mimos, tantos premios... tengo mi casa que es un museo”, señala y recorre con la vista las numerosas estatuillas, plaquetas, souvenires y decoraciones que se atiborran en los distintos muebles y recovecos del estrecho living.
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