ANÁLISIS

El peronismo bonaerense construye la paz y se prepara para la guerra

El peronismo bonaerense aspira a construir con amplitud para enfrentar a la ola libertaria. Por las dudas también se arma para la interna.

Construir un frente electoral amplio que le hable a un electorado que parece darle la espalda mientras se alistan las armas para una guerra fraticida y sin cuartel, tal parece ser el plan de acción del peronismo bonaerense, donde las internas no terminan de explotar pero se afloran ante el ojo atento.

Los dos polos que se conforman dentro del kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires -La Cámpora, con el control del PJ Bonaerense, por un lado, y un grupo de intendentes del otro- mueven influencias y toman decisiones pensando en dos escenarios tan opuestos como posibles.

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Esta semana se reunieron dos que arman en ámbitos distintos. Por un lado, Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, por el otro, Francisco Echarren, de Castelli. Uno del Conurbano, otro del interior, con miradas parecidas sobre el momento político del país y de la Provincia, pero también del sentido de la construcción política a la que se debe aspirar para competirle a la ola libertaria.

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"Tenemos que armar, tenemos que ser valientes para salir a defender a la Provincia", sostienen en privado los protagonistas de la foto. No aclaran si es un planteo general o un tiro por elevación para dirigentes como Máximo Kirchner o Wado De Pedro que guardan prudente silencio en cada uno de los ataques que sufre la Provincia a manos del Gobierno de Javier Milei.

Una agenda para el interior bonaerense

Echarren controla un partido político -Ganar, que supo pertencer a Alberto Fernández- y planteó lo que puede entenderse como parte del plan de acción política. “Vamos a construir un frente político y electoral para construir otra Argentina”, adelantó desde X. La idea, supo INFOCIELO, es revitalizar el peronismo con amplitud y un “abordaje distinto”.

En el interior preocupa -y mucho- el sesgo ambacéntrico que tomó el “movimiento” y que se reflejó en los últimos resultados electorales. Algunos dirigentes, como Francisco Durañona, exintendente de San Antonio de Areco, advierten desde hace un tiempo sobre el riesgo de convertir al PJ en “un partido vecinalista del Conurbano”.

Para invertir esa ecuación -o al menos para equilibrar sus términos-, se plantea la necesidad de recomponer la relación con los sectores productivos, es decir con el campo. Difícil aunque necesario.

Armas o herramientas

El dato del sello propio no es menor. Hoy es una herramienta -o un arma- para plantarse de otra manera en la discusión política. Y, en última instancia, una garantía de que el esfuerzo no será en vano. “Nos tenemos que preparar para un cierre de listas que va a ser difícil”, admiten desde las cenizas de lo que fuera el Frente de Todos. Si querés la paz, preparate para la guerra.

En esa misma lógica inscriben algunos a un movimiento que se dio en los últimos días dentro de la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires, con la designación de Manuela Hoya, militante de La Cámpora y esposa del ex senador Gervasio Bozzano, como Directora General Electoral.

¿Está la “orga” colonizando un lugar clave para habilitar o vetar listas y candidatos? Desde la Junta desestimaron esa hipótesis y explicaron que Hoya ocupa el lugar que dejó vacante otro camporista -Esteban Bessone- que migró a la Legislatura.

Más allá de la lectura equivocada, las alarmas que se encendieron son síntoma del grado de preocupación -¿de paranoia?- que cunde en algunos sectores del oficialismo bonaerense. Con o sin razón.

Contra el anticamporismo no

Evitar el fuego amigo limita la estrategia de los territoriales-disidentes, o al menos de una parte de ellos. “No tenemos que hacer anti camporismo, no es el momento de agredirnos sino de unirnos y amortiguar el daño que le hace el Gobierno a nuestra gente”, plantean desde esa trinchera.

Ferraresi votaría en disidencia. El intendente de Avellaneda desembarca sistemáticamente en territorios controlados por su contraparte peronista. Lo hizo en Lanús y en Quilmes, tensionando al máximo con Julián Álvarez y Mayra Mendoza, que gobiernan allí. La semana pasada se mostró en Luján, donde manda el también camporista Leo Boto.

El intendente de Avellaneda -ex vicepresidente del Instituto Patria- llegó al distrito de la primera junto a Juan Zabaleta, otra víctima de la “orga”, y cuestionó la “falta de participación democrática” dentro del peronismo. Es lo que viene repitiendo en cada una de sus presentaciones. En Lanús no se la dejaron pasar: Agustín Balladares, presidente del Concejo Deliberante, le recordó que en el distrito hubo PASO en 2021 y en 2023, y que ese proceso permitió al peronismo recueprar el distrito y consolidar la unidad.

En los próximos días, Ferraresi mudará su actividad política a Necochea y a Villa Gesell. No son distritos de La Cámpora pero sí del peronismo. En la otra trinchera esperan con ansias que salga a cazar fuera del zoológico.

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