Desdoblamiento de las elecciones, ¿esta vez es en serio?

Como cada año que precede a las elecciones ejecutivas, la provincia de Buenos Aires debate, por ahora en charlas de café sin mayor trascendencia, la posibilidad de desdoblar los comicios para que los ciudadanos elijan cargos provinciales y nacionales en dos fechas diferentes.

La idea se enmascara en la necesidad de construir "soberanía política" bonaerense, pero generalmente se enarbola únicamente en búsqueda de objetivos políticos concretos y de corto plazo que, en esta ocasión, no quedan del todo claros.

De llevarse a la práctica, el plan que trascendió implicaría que los bonaerenses vayan a las urnas al menos cuatro veces a lo largo de 2023:

• La primera, en marzo, para elegir candidatos a Gobernador, diputados y senadores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares en instancia de Primarias Abiertas.
• La segunda, ¿en junio? Para definir quiénes ocupan esos cargos, en la elección general.
• La tercera, en agosto, para elegir candidatos a presidente, senadores nacionales y diputados nacionales.
• La cuarta, para elegir presidente, senadores nacionales y diputados nacionales.
• • Puede haber una quinta votación, si es que hay balotaje.

Para llevar a cabo esta tarea es necesario que la Legislatura modifique la Ley que establece el régimen de elecciones primarias, específicamente el artículo que impone simultaneidad con ese mismo proceso a nivel nacional.

Antecedentes poco alentadores

La última vez que se discutió esto fue en 2018, durante el gobierno de María Eugenia Vidal, cuando una parte de Juntos por el Cambio empezaba a sospechar que el lastre electoral de Mauricio Macri era demasiado para la potencia electoral de la Gobernadora, considerada la dirigente con mejor imagen del país.

El oficialismo, a través de Manuel Mosca, por entonces presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, impulsó foros de debate para darle volumen a la idea. Finalmente, la Provincia eligió a sus autoridades simultáneamente con la Nación, y tanto María Eugenia Vidal como Mauricio Macri fueron desalojados del poder.

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Manuel Mosca fue la cara del fallido desdoblamiento de las elecciones de 2019.

Previamente, entre 2010 y 2011, Daniel Scioli había resistido presiones de algunos dirigentes aliados que le pedían que “desdoble” la elección que le abrió las puertas de su segundo mandato. Eran momentos de extrema tensión entre el Gobernador bonaerense y el kirchnerismo duro, que dudaba de su lealtad.

Por entonces la excusa era evitar las famosas "colectoras", que años más tarde eliminó definitivamente el gobierno de Cambiemos.

Ni siquiera entonces la idea del desdoblamiento era novedosa. Felipe Solá amagó dos veces con hacer lo mismo y por las mismas razones. Fue en 2003 y en 2005. “La problemática que tenemos en el justicialismo no puede generar que el gobernador haga uso de la facultad de llamar a elecciones desdobladas”, se quejó la última vez.

¿Para qué desdoblar?

Nadie se explica muy bien en la Provincia de Buenos Aires cuáles serían las ventajas de desdoblar la elección. Algunos sostienen que es una idea del kirchnerismo para “apretar” a Alberto Fernández. Otros consideran que son los intendentes que se posicionan para pulsear con Axel Kicillof.

Lo cierto es que para el Frente de Todos, desdoblar la elección significaría separar a Cristina Fernández de Kirchner, principal figura del peronismo -dueña indiscutida de al menos el 33 por ciento de los votos en el padrón más grande del país-, de los territorios. Se espera que la dos veces presidenta y hoy Vicepresidenta de la Nación se postule como primera candidata a senadora nacional.

Desde ya que a Axel Kicillof no le interesa despreciar esa ventaja. “No me imagino que alguien del Frente de Todos con aspiraciones en la Provincia desista de ir con CFK en su boleta”, dijeron desde Calle 6 ante la consulta de INFOCIELO.

¿A los intendentes sí? Sólo a algunos, que esperan medir su propia fuerza y evitar que una lista "cristinista" los desaloje del poder. Unos pocos fantasean con una reforma más compleja de la arquitectura electoral que permita que los Senadores nacionales se elijan junto al Gobernador y no con el Presidente, con el único objetivo de que Cristina aparezca en el primer tramo de la boleta. Una estrategia imposible de concretar.