Patricia Bullrich lo hizo de nuevo. Este lunes formalizó su desembarco en La Libertad Avanza, con foto incluida junto a Karina Milei y Manuel Adorni, en un acto donde que ahora, de manera oficial, será parte de la nueva estructura libertaria. Así, la ministra de Seguridad terminó de sellar su pase al oficialismo de Javier Milei, el mismo espacio que hace apenas unos meses la acusaba de “tirabombas” y “montonera”.
El salto no cayó bien entre sus antiguos aliados del PRO. A través de un comunicado, el partido fundado por Mauricio Macri fue tajante: “Quienes decidan conformar un nuevo partido político y sumarse a otro espacio deberán abandonar el PRO y dejar de utilizar el nombre que tantos dirigentes construimos a lo largo de estos años”. Aunque sin nombrarla, la frase apuntaba directo a Bullrich, quien hasta hace pocos meses presidía esa fuerza y fue su candidata presidencial en 2023.
Una historia de saltos y conveniencias
Lejos de sorprender, su nueva mudanza política parece apenas un capítulo más de una historia ya conocida. La vida pública de Patricia Bullrich es, en sí misma, un mapa del zigzag ideológico argentino. De la juventud peronista revolucionaria a la derecha libertaria, pasando por el menemismo, el frepaso, la Coalición Cívica, el macrismo y ahora el mileísmo. Su lógica es clara: siempre cerca del poder.
Nacida en 1956, empezó militando en la Juventud Peronista durante los años 70. Tras el golpe de Estado de 1976, se exilió en Brasil y México. A su regreso, en los 90, ingresó al Congreso como diputada por el PJ, en tiempos del menemismo. Pero su vocación de cambio la llevó pronto a la vereda de enfrente: en 1999 se sumó a la Alianza de Fernando De la Rúa, primero como secretaria de Política Criminal y luego como ministra de Trabajo, donde quedó marcada por el famoso recorte del 13% a jubilaciones y salarios estatales.
Tras la caída del gobierno aliancista en 2001, volvió a reinventarse. Fundó su propio partido, Unión por la Libertad, y en 2007 se alió con Elisa Carrió para entrar al Congreso por la Coalición Cívica. Más tarde acercó posiciones con Mauricio Macri, y cuando Cambiemos ganó en 2015, asumió como ministra de Seguridad. Desde ese rol construyó su perfil de “mano dura” y volvió a estar en el centro de la escena con casos como los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.
En 2023 volvió a ser protagonista como candidata presidencial de Juntos por el Cambio. Ganó la interna a Horacio Rodríguez Larreta, pero su discurso duro fue eclipsado por el huracán Milei. Tras quedar tercera en las generales, se abrazó al libertario, le ofreció su respaldo para el balotaje y fue premiada con el regreso al Ministerio de Seguridad. Desde entonces, tejió su acercamiento definitivo al oficialismo.
El comunicado del PRO, que busca marcar un límite, suena más a lamento que a advertencia. Patricia Bullrich ya está jugando en otra cancha. Si algo dejó claro en estas cuatro décadas es que la fidelidad partidaria no está entre sus virtudes. Pero la capacidad de supervivencia, sí.