Blindaje 2001 vs. blindaje fiscal 2024: Milei y el eco post traumático de De la Rúa
El “blindaje” vuelve al debate nacional con Milei, 23 años después del colapso del plan de De la Rúa. Dos momentos con la misma palabra cargada de frustración
Javier Milei, en su discurso de este domingo, resucitó la palabra "blindaje", un término que, para muchos, trae a la memoria el fallido intento de salvataje financiero de Fernando de la Rúa en el año 2000/2001.
Mientras el blindaje de hace más de dos décadas se centraba en un enorme préstamo del FMI para evitar el colapso económico, el de Milei busca blindar las cuentas públicas con un ajuste fiscal estricto.
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Aunque los contextos son diferentes, la elección de la palabra remite inevitablemente a una época de crisis y a un plan que no logró su cometido.
FERNANDO DE LA RÚA Y SU ENDEBLE PROMESA
El término “blindaje” resonó novedoso y con fuerza en los turbulentos años 2000 y 2001, cuando el país buscaba desesperadamente evitar un colapso financiero. El blindaje original, anunciado por el entonces presidente Fernando de la Rúa en diciembre de 2000, consistió en un acuerdo de rescate de 39.700 millones de dólares otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otros organismos, con el fin de estabilizar la economía y evitar un default inminente.
En ese momento, el gobierno presentaba este préstamo como una solución salvadora, asegurando que blindaría a la economía argentina.
Los bancos y los inversores institucionales se comprometieron a aportar US$ 20.000 millones, una cifra similar a la que ofrecían los organismos multilaterales, por medio de colocaciones y canjes de títulos. Las entidades creadoras de mercados sumarían US$ 10.000 millones, los inversores institucionales US$ 3.000 millones y otros US$ 7.000 millones surgirían de una serie de swaps de la deuda.
La porción multilateral más grande le correspondió al FMI con US$ 13.700 millones, seguida por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con US$ 2.500 millones cada uno. España fue el único gobierno que respondió con US$ 1.000 millones a los ruegos de Machinea de obtener contribuciones bilaterales, una posibilidad que EEUU casi ni llegó a analizar y que Italia prefirió “dejar para más adelante
“He anunciado un blindaje que nos saca del riesgo y crea una plataforma extraordinaria para el crecimiento”, dijo Fernando De la Rúa el 22 de diciembre de 2000 al presentar ese 'salvataje' millonario del Fondo.
TRISTE RECUERDO "DESBLOQUEADO"
Sin embargo, esta "solución", lejos de proteger a la economía argentina, profundizó la crisis, con metas de déficit inalcanzables y una economía en contracción que culminó en el colapso económico de diciembre de 2001.
El blindaje de De la Rúa estaba marcado por la desesperación de mantener la convertibilidad peso-dólar y evitar el default. El paquete incluía compromisos severos, como la reducción del déficit fiscal (tampoco este término conlleva ninguna novedad), y reformas estructurales, entre ellas el aumento de la edad jubilatoria y la privatización de servicios públicos.
El resultado fue desastroso: el desempleo siguió aumentando, la deuda creció, y la recesión se agudizó, generando una desconfianza que llevó al fracaso del acuerdo.
En marzo de 2001, el “blindaje” colapsó y la cesación de pagos se hizo inevitable.
MILEI Y SU BLINDAJE FISCAL
El uso de la palabra “blindaje” en el discurso de Javier Milei retoma, entonces, una carga simbólica muy fuerte para quienes vivieron aquellos años.
Aunque el contexto es distinto, el término sigue evocando un recuerdo de crisis y desesperación. Milei, en su anuncio de un "blindaje fiscal", propuso una regla fiscal inquebrantable para establecer el gasto público en función del superávit primario y el pago de la deuda.
A diferencia del blindaje de 2000, que intentaba proteger a la economía de un colapso financiero a través de un masivo préstamo, el de Milei busca blindar las cuentas fiscales mediante un ajuste que impida el gasto sin respaldo.
Para las generaciones que vivieron los años 2000, la palabra "blindaje" sigue asociada al fracaso económico y a las políticas de ajuste dictadas desde Washington.
En cambio, para las nuevas generaciones, el uso de esta palabra por Milei refleja su promesa de un control fiscal férreo, aunque también despierta temores debido a su resonancia histórica.
Esta evocación de una medida que fue vista como un salvavidas y terminó siendo una trampa es una comparación que Milei parece no haber evitado, pero que genera inevitablemente asociaciones preocupantes.
Aunque el "blindaje" de 2000 y el de Milei en 2024 difieren en sus objetivos y contexto, ambos comparten un punto en común: son intentos de enfrentar una situación fiscal crítica.
La gran paradoja radica en los recuerdos post traumáticos que despierta este término en las generaciones anteriores, marcadas por una crisis de proporciones históricas, y como Milei no parece tener registro de su uso que evoca lo peor del pasado reciente, a no ser que se trate de una alusión provocativa, muy a su estilo.
Para quienes vivieron los primeros años del siglo XXI en Argentina, el blindaje fue sinónimo de promesas incumplidas y un camino directo hacia el colapso.
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