ANÁLISIS

Kicillof vs La Cámpora: la invitación perdida, el fuego amigo y los avispones amarillos

La interna del peronismo, que tiene en el epicentro a Axel Kicillof, sumó un capítulo esta semana y sumará más en las próximas horas.

La interna peronista que tiene a Axel Kicillof en un rincón del ring se pelea minuto a minuto y empieza a despertar la atención de los que juegan del otro lado de la grieta. Ayer, en la marcha al Congreso para protestar contra la ratificación del veto a la reforma de las jubilaciones, las tribus de Unión por la Patria marcharon por separado. Y así van continuar.

El próximo mojón del camino está clavado en el día de mañana -viernes 13-: Cristina Kirchner reaparecerá en Merlo para dar una clase magistral de economía peronista, machacando ya sin originalidad sobre la frase que un asesor de Bill Clinton patentó hace 32 años. “Sigue siendo la economía bimonetaria, estúpido”, intentará explicar CFK, que hizo su último aporte innovador en 2022 cuando se animó, por fin y sin demasiado predicamento, a hablar de (in) seguridad.

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El evento de mañana tendrá sede en la Universidad del Oeste, una casa de altos estudios que tiene como vicerrector a quien fuera la mano derecha de Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, Gustavo Soos. Gran puesta en escena para los que afirman que las universidades del Conurbano son unidades básicas encubiertas.

Las “misas” de Cristina son cada vez menos convocantes pero en el microclima político todos (o casi) quieren estar. En La Plata, Axel Kicillof espera que se le curse la invitación al evento. “Si lo invitan, va, como siempre”, afirman en su entorno. Al cierre de esta nota, eso no había ocurrido.

El piso es lava

El Gobernador pospuso esta semana una recorrida por Avellaneda, cerca del límite con Quilmes, que iba a encabezar junto al intendente Jorge Ferraresi. Es una frontera caliente del Conurbano, la herida abierta de la interna. A los conflictos políticos le sumaron una puja a todo o nada por la plata del puerto de Dock Sud.

Kicillof suspendió la recorrida por un tema de agenda, pero la va a hacer porque es un acto de gestión “importante” para el Gobierno. Se inauguran viviendas y una sede de la Fuerza de Aproximación Barrial en el Barrio Azul.

El acto puede ser leído como una provocación hacia Mayra Mendoza y Julián Álvarez, intendentes camporistas de Quilmes y Lanús, pero en Calle 6 lo desestiman: Axel apuesta a sobrevolar el conflicto tanto como pueda -tanto como se lo permitan las circunstancias-, mientras los choques los protagonizan sus escuderos.

Andrés Larroque es uno de ellos: esta semana, como contó INFOCIELO, fue a la Legislatura a pedirle a Unión por la Patria que juegue al oficialismo. Las autoridades de la chocolatería respondieron fingiendo demencia. Lo cierto es que prácticamente no hay diputados ni senadores embanderados en los proyectos de ley del Gobierno. En cambio sostienen una agenda paralela que va muy a contramano de los tiempos políticos.

Hay un puñado de intendentes que bancan al Gobernador en los medios y en los mitines políticos, sosteniendo ese mismo planteo. Pero no tienen palancas para accionar en la Legislatura. En los márgenes de ese escenario asoma, apenas visible, algún contenido político relevante de toda esta pelea.

Fuego en La Matanza

Al fuego de la interna le apareció un nuevo foco en La Matanza. La vicegobernadora Verónica Magario le puso suspenso al ingreso de 136 pliegos judiciales que surgieron de un consenso muy trabajado -muy trabajoso- entre las facciones peronistas, luego de que, en tandem, el ministro Juan Martín Mena y Facundo Tignanelli -jefe del bloque de diputados- “extraviaran” los pedidos de Magario y Espinoza.

Tignanelli es matancero, es delegado de Máximo Kirchner en la rosca provincial y acumula poder. Es vicepresidente del Consejo de la Magistratura y se ocupa de la rosca judicial. Los herederos de Balestrini lo miran de costado: ¿refieren a él cuando hablan de “fuego amigo” en la causa por abuso sexual contra el actual intendente del distrito más populoso de la Provincia? El hecho de que la investigación esté radicada en la Justicia nacional le da el beneficio de la duda. Por ahora.

Mauricio Macri y los amarillos, a las armas

Mientras estos acontecimientos se desenvuelven, hay un observador silencioso que se frota las manos: Mauricio Macri mandó a sus avispones a picar a un Kicillof debilitado. “Aprovechemos el fuego amigo”, ordenó a su tropa bonaerense. Guillermo Montenegro jugó rápido y a fondo para quedarse con el balneario de Punta Mogotes: lo quiere municipalizar.

En los despachos y en las redes no le perdonaron la osadía: ¿Para qué quiere controlar algo que funciona bien en la órbita de la Provincia mientras las calles se llenan de pozos? La sospecha de posibles negociados de la mano de privados quedó flotando en el aire.

La jugada de Montenegro puede no haber salido del todo bien pero es un síntoma de lo que puede ocurrir si el oficialismo no cierra filas para defender una gestión que debe -o debería- resolver los problemas de los 17 millones de habitantes de una provincia grande como un país.

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