

La iracunda reacción de Alfredo Casero logró juntar a personas de un lado y otro de la grieta. Disparen contra la nueva casta: El intocable periodismo argentino
Pero la percepción del público parece estar cambiando.
TE PUEDE INTERESAR
La condena general a la violencia en televisión solía tener consecuencias cancelatorias. El espectador generalmente se colocaba a favor de quien mantuvo la calma en la disputa, más allá de quien hubiera tenido la razón.
Otras veces no es tan claro, y las aguas se dividen entre quienes no ven tan mal un brote en vivo y en directo, cuando la ofensa justifica una reacción de ira limitada, como fue la situación que protagonizó Will Smith en la última entrega de los premios Oscar.
Sin embargo el hecho generado la noche del viernes en "La Nación Más" logró algo pocas veces observado ante un evento que implicó violencia televisida: que casi unánimemente los espectadores se vuelquen hacia quien provocó la agresión, insultó y se salió de las casillas al aire.
Kirchneristas, macristas y mileiístas al unísono festejaban en redes la desquiciada reacción del actor cómico.
Es verdad que por diferentes razones, y hasta con interpretaciones en ocasiones equivocadas de lo que quiso decir Casero en medio de sus improperios a Luis Majul, pero igualmente a favor de a quien habitualmente se condenaba por no respetar la compostura.
La única excepción a esta celebración del histrionismo mezclado con hartazgo de Casero, fueron expresiones corporativas del periodismo de los grandes medios, que se solidarizaron con Luis Majul y sus panelistas "por el mal momento vivido".
El resto de los mortales, que vieron (en una pequeña minoría) el programa en vivo, y (en su gran mayoría) a través de recortes viralizados en redes, tomaron partido por el actor porque dijo lo que muchos, a un lado y el otro del espectro político, piensan del periodismo actual en Argentina.
Los sobres, el miedo constante, los chupines y la metáfora de Los Mandelas inventados para congraciarse con el poder, explican con mucha justeza y precisión en lo que se convirtió una buena porción del periodismo de los grandes medios: una "casta", hasta ahora intocable, gracias a máximas (por suerte cada vez más vetustas) , como "entre bueyes no hay cornadas" o no hacer "periodismo de periodistas".
Esos privilegios parecen haber sido enterrados de la peor manera por un humorista border sólo con 4 verdades expresadas en un espantoso contexto de violencia e iracundia irracional.
Es cierto que muchos interpretaron lo que quisieron, también lo es que el odio a Majul es más fuerte. Pero ahí es cuando "el árbol debe talarse para despejar el bosque", y que los personajes no opaquen las realidades que el periodismo necesita replantearse y a las que el público precisa conocer, sin velos que la oculten en contubernios espurios entre la política y la noble práctica de informar.
Cuando Majul se refirió a Mauricio Macri en 2016 como "una especie de Nelson Mandela", muchos seguidores del ex presidente no repararon en lo inadecuada de esa comparación.
Claro, aún faltaban 2 años para que comenzara la debacle económica; los créditos; el dolar disparado; y la fuga de los grandes capitales que dio lugar a la toma de deuda más importante de la historia argentina. Paradójicamente mientras esto sucedía, un gran sector del periodismo aplaudía, o callaba cómplice.
A pesar de todo eso, un número importante de usuarios de redes creyeron más en una imagen falsa de 2019 que mostraba un montaje de videograph el cual supuestamente indicaba que Luis Majul comparó a Mandela con Alberto Fernández.
Por eso al escuchar a Alfredo Casero decir "cuando te cagas en las patas empezás a ver Mandelas por todos lados", pensaron que se lo decía a Majul enrostrándole cierto apoyo al actual gobierno cuando comenzaba, algo que jamás existió.
La realidad es que Alfredo Casero, tal vez cansado de ser usado por ese sector político, se rebeló y mordió la mano de uno de los accionistas de La Nación, atacando a un destacado vocero del ex presidente, como es el conductor de La Cornisa y +Voces, Luis Majul.
Pero en todo "Yin", siempre se encuentra un "Yan" que equilibra.
Entre tanto ruido, insulto y frases certeras, también Casero tuvo su tropezón en el que muy pocos hicieron foco.
Segundos antes de su explosión, que terminó con la ostentosa frase: "Los que aseguran que no le tienen miedo a algo, es porque están cagados en las patas", él había dicho que no le temía a Cristina Fernández de Kirchner, una autoencerrona que, con certeza, Casero no se veía venir.
Dejanos tu opinión