Opinión

Modo mundialista: tarifas, dólar e inflación, los temas que sólo la destreza de Messi puede ocultar

La campaña hacia 2019 arranca después del Mundial; mientras la pelota ruede todas las miradas estarán depositadas en Rusia. Sin embargo, la billetera está vacía hoy, el ahora de los argentinos preocupa, duele, enoja. Una realidad donde se mezcla la “pesada herencia”, el “cambio” y la ausencia de un “plan b”.

Por Verónica Urriolabeitia

No hay bolsillo que aguante. Las tarifas golpean duro en la clase media que, pese a tener buenas expectativas sobre la gestión de Cambiemos, empieza a observar con atención que hay demasiadas promesas incumplidas en su haber.

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Se acercan las elecciones, arranca el tiempo de descuento y muchos entienden que es el momento oportuno para presionar al gobierno con la amenaza de aplicarle un revés en las urnas.

El argumento de la “pesada herencia” ya no alcanza para defender las políticas que dejan afuera a muchos, demasiados, el ajuste empieza a excluir también a aquellos que confiaron y apostaron al cambio.

La agenda post-mundial

Después del mundial o después de que la Selección Argentina supere -para bien o para mal- el campeonato del mundo, será la fecha de largada, en ese momento arranca la campaña. Si Messi y su destreza llegan a la final el Gobierno tendrá un tiempo extra para intentar acomodar el rumbo y no seguir dilapidando capital político, de lo contrario se iniciará el tiempo de descuento.

Desde ese momento el macrismo estará obligado a administrar con habilidad sus decisiones y evitar que el malhumor social por la plata que ya no alcanza repercuta negativamente en las aspiraciones reeleccionistas del presidente y su equipo.

En los dos años de gestión de la Alianza Cambiemos el gas aumentó 12 veces -un 1195%-, la luz aumentó 15 veces -un 1394%-, además se incrementó la tarifa del agua, también el transporte, las preparas, la cuota de los colegios, ni hablar de los productos de la canasta básica. Todo eso ocurrió con una inflación que en poco más de 24 meses trepó un 75% mientras los sueldos, en promedio, subieron un 69%.

El dólar, la timba y los especuladores de siempre

Ahora el temor latente es pura realidad, no era la campaña del miedo, era el anuncio, la advertencia de lo previsible. Los mismos de ayer, hoy ganan; las mayorías pierden.

¿Una corrida? Sí una corrida, ganan y mucho, los que juegan la individual, los que se jactan orgullosos de no tener convicciones políticas, los que no tienen un proyecto de país inclusivo, esos que otra vez copan la escena económica -y política-. para con prepotencia llevarse todo puesto.

Y sí, manotean lo que pueden, no hay medida, no hay límite, se llevan todo, aún a costa de que estalle el país por los aires, aun sabiendo que su voracidad arrastra también al gobierno que supieron concebir.

Y del otro lado, nada

La suerte o la habilidad de la coalición de gobierno se ensambla a la perfección con la incapacidad opositora al momento de generar una alternativa política seria, posible, viable.

Enfrente una “bolsa de gatos” que lejos de reproducirse se lastima, se maltrata, se rasguña. No hay unidad en la diversidad si antes no se liman diferencias, se asumen trayectorias y se aceptan liderazgos nuevos surgidos precisamente de esa heterogeneidad.

No existen los “dueños de la verdad”, no hay un proyecto político alternativo en un espacio en el que prevalece la ambición, la desconfianza y la mala intención.

Falta poco, después del Mundial el tiempo de descuento también arranca para la oposición que aparece desorientada sin comprender que hoy depende de Messi tener un tiempo más para proponer soluciones concretas a los problemas que, aún con la mirada puesta en Rusia, sufren por acá, muy cerca de acá, la mayoría de los argentinos.

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