Sociedad
LA PLATA

Presos de Olmos fabricaron atriles, pizarrones y sillas para un jardín maternal de Los Hornos

El mobiliario fue donado para que los chicos que asisten a la institución puedan realizar actividades artísticas. El año pasado los internos repararon impresoras y computadoras para el mismo establecimiento.

Presos de la cárcel de Olmos fabricaron diez atriles, 10 pizarrones, 20 sillas de madera y un sillón que luego fueron donados al Jardín Maternal N°4 de Los Hornos para que los chicos puedan realizar actividades artísticas.

La entrega se concretó luego de que Elizabeth Larocca, directora de la institución, se contactara con el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) para solicitar la ayuda de los internos, quienes el año pasado ya habían reparado impresoras y computadoras para los niños de entre 45 días y dos años que asisten al lugar.

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“Este año, en el marco de un proyecto institucional de arte que tenemos, se me ocurrió llamarlos porque sé que los reclusos hacen manualidades y le transmití nuestra necesidad de atriles”, explicó Larocca.

“La gobernadora María Eugenia Vidal nos ha pedido que propiciemos proyectos de integración con la comunidad a través del desarrollo de acciones de responsabilidad social donde se presten servicios o se elaboren bienes destinados a entidades que lo necesiten”, sostuvo el ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari.

“Diez internos de la Unidad 1 se desempeñan realizando tareas de carpintería y otros diez hacen lo propio en un taller de tapicería”, informó el Jefe del Departamento Regional de Cultura Laboral del complejo penitenciario, Nelson Duarte.

En tanto, el director de la cárcel, Hugo Piedrabuena, destacó “la excelente predisposición que tienen los internos para ayudar a los chicos”. “Se entregan a su tarea de muy buena manera”, sostuvo.

“La realización de este tipo de acciones contribuye principalmente de dos maneras con la tarea de resocialización que tiene el SPB, por un lado enseña a desarrollar oficios a los internos en su custodia y por otro fortalece los vínculos entre estos y el resto de la sociedad ”, agregó.

"Aprendí el oficio de carpintero de adolescente y ahora acá, en la cárcel, capacito de manera continua a mis pares”, contó Juan, uno de los privados de libertad que participa de la iniciativa.

“Me llena de orgullo que los chicos puedan disfrutar de lo que nosotros hicimos con nuestras manos”, agregó el hombre de 35 años.

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