Junín: comienza hoy el juicio por el crimen de Camila Borda, la nena que fue violada y estrangulada
Un casero comenzará este lunes a ser juzgado por el crimen de Camila Borda, la niña de 11 años violada y estrangulada en febrero pasado en una propiedad que el imputado cuidaba en la ciudad bonaerense de Junín, informaron fuentes judiciales.
El debate comenzará a las 10 en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de dicha ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires y se estima que en las dos audiencias previstas declaren unos 15 testigos.
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En el banquillo de los acusados estará Juan Carlos Varela, de 40 años, quien se encuentra actualmente detenido en la Unidad Penal 3 de San Nicolás.
El tribunal estará integrado por los Jueces Vilaseca, Esteban Melilli y Karina Piegari; mientras que el fiscal de juicio será Sergio Terrón, quien también llevó a cabo la instrucción de la causa.
Según las fuentes, la familia de Camila está constituida como particular damnificado, en tanto que Varela contará con una defensa oficial y buscará que lo declaren inimputable para evitar una potencial condena a prisión perpetua ya que se lo acusa de "homicidio criminis causa (en este caso cometido para ocultar la violación) agravado por ensañamiento y alevosía".
Por su parte, el fiscal Terrón no descarta añadir a esa imputación la figura de "violación seguida de muerte", aunque esto dependerá de lo que aporte durante el juicio la médica forense que practicó la autopsia de Camila.
Consultada sobre la presunta "inimputabilidad" de Varela, una fuente judicial con acceso al expediente explicó que el acusado se basa en que padeció un cuadro de "amnesia" al momento del crimen.
"En su indagatoria reconoció que vio a la víctima en el lugar del hecho pero que él no recuerda que fue lo que sucedió después", señaló el vocero consultado y en ese sentido remarcó que serán claves los testimonios en el juicio de los peritos psicológicos y psiquiátricos que analizaron la salud mental del acusado.
A su vez, la fuente recordó que en su primera versión ante la Policía, el imputado se contradijo , por lo que consideró que Varela "sabía lo que había hecho: matar a la nena para que no hable."
Por último, el informante destacó que entre las pruebas reunidas existen cinco muestras de ADN levantadas del cuerpo de la víctima que coinciden con el perfil genético del acusado.
El hecho ocurrió el 25 de febrero último, en una casaquinta situada en Arias 1559 del barrio Ricardo Rojas, de Junín, dónde Varela residía y, a su vez, se desempeñaba como cuidador de la misma.
Por su parte, Camila vivía con su familia a metros de esa propiedad y desapareció cuando fue en bicicleta a comprar al kiosco de la esquina.
Como la niña no regresaba, su madre concurrió a la comisaría 1ra. de Junín para realizar la denuncia por averiguación de paradero, por lo que inmediatamente la Policía montó un operativo en la zona para ubicarla y se entrevistó con el cuidador de la casaquinta.
Al requisar el inmueble los efectivos y un grupo de vecinos encontraron a la niña muerta adentro de la bañera, por lo que Varela quedó detenido.
El crimen de Camila desató inmediatamente la bronca de un grupo de manifestantes que intentaron agredir al acusado, por lo que los efectivos debieron dispersarlos con cartuchos de estruendo, tras lo cual, centenares de personas marcharon al centro de Junín donde hubo destrozos a patrulleros.
Durante esos incidentes, al menos tres policías sufrieron lesiones por pedradas, al igual que la madre de la niña.
De acuerdo al informe de la autopsia, realizada en el Instituto de Investigación Criminal y Ciencias Forenses Norte, "la muerte de la víctima ha sido tras un paro cardiocirculatorio traumático secundario a asfixia mecánica tras estrangulación por lazo".
Los forenses también constataron "lesiones a nivel de ano y vagina, compatibles con un abuso sexual".
En un primer momento, los investigadores advirtieron que Varela era una persona "reticente", que estaba aparentemente "sumida en el ostracismo y la soledad", sin parejas conocidas ni hijos.
"Él se había mudado a vivir a esa casa (donde se cometió el crimen) hacía cuatro meses para trabajar como cuidador. Tenía sólo un bolsito y un colchón. Es una persona muy particular, sin antecedentes, sin vida social conocida, solitario, como una bomba de tiempo", describió en aquel entonces uno de los pesquisas.
Por ello, el fiscal Terrón se interesó en la relación que Varela pudo haber mantenido con otras menores de edad mediante las redes sociales y tras una serie de averiguaciones se descubrieron al menos tres perfiles de Facebook a nombre de él en los cuales tenía numerosas fotos de niños y más de 1.600 contactos, la mayoría adolescentes.
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