¿Hay 2019?

Magario dialoguista y Menéndez ausente: perlitas de dos cumbres simultáneas de intendentes del PJ

Los intendentes del peronismo van por la unidad, pero no se juntan. Hubo una cumbre en Hurlingham y otra en Avellaneda. Magario y Menéndez dieron la nota, pero de definiciones, muy poquito.

Unidad, de la boca para afuera. Los intendentes bonaerenses que se encolumnan en el peronismo mantuvieron dos cumbres, casi en simultáneo, a una distancia de menos de una hora en automóvil. Por un lado, los de perfil dialoguista, se juntaron en Hurlingham. Por el otro lado, los que orbitan cerca de Cristina, en Avellaneda, junto a Máximo Kirchner.  Una extrañeza, pero no la única.

A la primera cumbre, la del oeste, se acercaron, entre otros, el local, Juan Zabaleta, junto a Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Gabriel Katopodis (San Martín), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Ariel Sujarchuk (Escobar), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y Santiago Maggiotti (Navarro).

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A la segunda, la del Sur, el local, Jorge Ferraresi, junto a Marcelo Santillán (González Chávez), Mario Secco (Ensenada), Juan I. Ustarroz (Mercedes), Walter Festa (Moreno), Pablo Zurro (Pehuajó),  Francisco Durañona (San Antonio de Areco) y Gustavo Cocconi (Tapalqué).

Verónica Magario, de La Matanza, participó de una cumbre. Pero, sorpresivamente, no fue la de Avellaneda. Un movimiento extraño, especialmente porque el anfitrión, Ferraresi, acaba de postularla como la mejor candidata a Gobernadora del peronismo, en una fórmula en la que incluyó a Durañona.

En esa visita a Hurlingham, Magario dejó otro monumental gesto que revela su crecimiento político: no concurrió junto a Fernando Espinoza, su mentor, que la acompaña a todos lados en calidad de Jefe de Asesores (ad honorem). La presencia de Espinoza suele incomodar a sus anfitriones, así que hubo alivio en el oeste.

Otro nombre llamó la atención, pero por su ausencia. Se trata del de Gustavo Menéndez, intendente de Merlo, que transita sus últimas semanas como presidente del PJ Bonaerense. El “Tano” parece haber logrado finalmente su objetivo de unir al peronismo, al menos en un aspecto: ninguna de las tribus lo termina de digerir.

Del contenido real de las reuniones no trascendió demasiado. Del lado de Hurlingham, algunas declaraciones de rigor: preocupación por la situación económica, por la crisis social, repudio al acuerdo con el FMI y la necesidad de tener una agenda de trabajo para resistir y brindar alternativas. En Avellaneda lo mismo, pero más poético: una convocatoria a “construir una mayoría que represente a la gente. Una unidad opositora que defienda los intereses y el futuro de los más humildes”.

Un observador del tablero bonaerense sopesó los avances de unos y otros a la luz de un juicio implacable: “Se juntaba mi abuela con sus compañeras de yoga y te decían lo mismo”. Livianito, muy livianito. EGM

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