Sociedad
Entrevista FM CIELO 103.5

Sinvergüenzas: Entrá para conocer algunos tips, consejos y herramientas para enfrentar la timidez

Quedar expuesto en público y sentir incomodidad, son emociones muy habituales, compartidas por muchos y difíciles de superar. Qué nos genera, cómo combatirla y algunos secretos para enfrentarla. Entrá y enterate.

Probablemente el sentimiento que genera la vergüenzano tenga comparación con ningún otro. Sentir incomodidad, ridiculez o timidez es algo que nadie quiere pero que nos pasa, a unos más que a otros. Se trata del temor a hacer el ridículo ante alguien aunque esto, según indican los que saben, puede tener una función valiosa que es la de autopreservación, funcionar como un auto regulador emocional, en relación por ejemplo al sentido de la responsabilidad por nuestro cuerpo y también hacia la sociedad. El punto es cuando la vergüenza común se nos vuelve demasiado intensa, limitante y tóxica.

La licenciada en psicología, Analía Emmerich, explicó en “Me Levanté Cruzado”, el programa que conduce Martín Strilinsky, que es una “emoción social porque incluye a la mirada del otro. Es el ridículo común. Después hay otro que es la vergüenza extrema, que es mas tóxica porque te empieza a invalidar”. Según la especialista, “Hay como un perfil del vergonzoso, el que tiene miedo a ser juzgado negativamente, hay un pánico exagerado a la equivocación”. Para ella, se trata de “gente con falta de autoestima, inseguridad y exageración al error”. La vergüenza, explicó, es el “miedo que se haga visible una debilidad que incluso puede ser imaginaria. Mucha gente que tiene vergüenza o que es tímida tiene distorsionado esto de para qué cosa no son buenas”.

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En cuanto al perfil de la persona vergonzosa, la psicóloga dijo que se trata de alguien “hostil, distante, que tiende a aislarse. Quiere pasar desapercibida. Es tímida y mayormente insegura. Están atentos a la mirada del otro”.

Quizá un caso emblemático, es la vergüenza que suelen tener los adolescentes de sus padres. En ese punto, a especialista remarcó: “Debe haber una relación directa. Pienso en lo que sienten los padres de los hijos. Es mucho de lo inculcado en la infancia esto del vergonzoso, una sucesión de varias experiencias repetidas. Surge cuando el niño se da cuenta que alguno de sus comportamientos resultan inapropiados para los demás”.

Por otra parte, está lo que también se conoce popularmente como vergüenza ajena: “Podemos pensarla de dos maneras: la que siente el otro y te la contagia; es del otro y la hacés tuya. La otra es ajena porque vos la sentís por otro que no siente vergüenza, esa que para vos aquello es ridículo. El parámetro es tuyo.

Además la vergüenza tiene un aditamento especial: es una emoción alcahueta: “te ruborizás, te ponés colorado. Es una tragedia porque negás que la estás pasando mal y tenés un rubor facial tan grande que le está contando a todo el mundo que la estás pasando horrible”, dijo la licenciada.

¿Se puede controlar? Según la psicóloga “reirnos de nosotros mismos es un gran aliado para el vergonzoso, cuando te adelantás. Esto de anticiparte es una buena manera para trabajar con el tímido. Avisarle al mundo que uno no es bueno, que es un papelón para tal cosa… se puede controlar. Todos nos podemos equivocar”, finalizó.

Escuchá "Me Levanté Cruzado" de Lunes a Viernes de 7 a 9 horas en FM CIELO 103.5 o en www.cielofm.com

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