Agro
Acuerdo por protocolos sanitarios

La industria frigorífica argentina se prepara para desembarcar fuerte en China

El principio de acuerdo con el gigante asiático permitirá incrementar las ventas a ese destino entre un 15 y 35%.

La industria exportadora bovina argentina recibió la mejor noticia de los últimos diez años. En el transcurso de esta semana, y tras una videoconferencia entre la autoridad sanitaria China (AQSIQ), y el SENASA, se arribó a un principio de acuerdo sobre la apertura de protocolos sanitarios para exportar carne bovina enfriada y con hueso al gigante asiático.

Esta medida tendrá un efecto derrame hacia la industria frigorífica y el sector productivo ganadero. Según detalló el Consejero Agrícola de la Embajada Argentina en China, Hernán Viola, restan pulir detalles del acuerdo, que se firmará entre los próximos meses de marzo y abril, cuando las autoridades argentinas viajen a ese país.

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Durante el encuentro, se analizaron cada uno de los 16 artículos de los protocolos, en el marco de una jornada que se extendió por varias horas. El punto de acuerdo al que se llegó fue sobre las garantías sanitarias que ofrece nuestro país y una vez firmados, nuestro país estará en condiciones de exportar carne bovina enfriada y con hueso.

Con una economía que crece a grandes tasas, una de las preocupaciones chinas es asegurar  calidad a la hora de brindar alimentos, y con la mejora en los ingresos la proteína animal cobra relevancia. El país asiático es un importador destacado de carne bovina, y cada año compra 1 millón de toneladas, en un negocio que a nivel global mueve unas 10 millones de toneladas.

Pasando en limpio, los chinos importan el 10% de la carne vacuna que se comercializa en el mundo. En este escenario, Argentina participa con unas 90.000 toneladas, lo que representa un 9% del total comprado por China. En 2017, de acuerdo a estadísticas del ministerio de Agroindustria, estas ventas representaron el 50% de las exportaciones totales de carne vacuna argentinas, con ingresos por unos 400 millones de dólares.

Un dato a tener en cuenta es que los cortes comercializados a China son de baja calidad, en concreto garrón y  brazuelo (más conocido como “osobuco”). Así, en estas ventas se prioriza el volumen, con un precio promedio de la tonelada vendida que se ubica sobre los 4.000 dólares.

Pero el protocolo que se firmará en los próximos meses significa un giro de 180 grados en esta tendencia comercial con China, y permitirá vender cortes de mayor calidad y precio. Si bien hay otros destinos que compran carne “Premium”, como el caso de Alemania, el ingreso al mercado asiático con estos cortes significa un salto cualitativo para los exportadores locales. 

Las primeras estimaciones privadas indican que las ventas de carne bovina a China aumentarían entre un 15 y 35% y podrían empezar a concretarse a partir de mayo. Esta medida llega con un Gobierno nacional que busca transparentar la cadena de ganados y carnes, una tarea titánica. Hasta el momento, las dos principales resoluciones en este camino es la adopción obligatoria de las denominadas “cajas negras”, término para referirse a los Controladores Electrónicos de Faena (CEF).

Los CEF consisten en un sistema de balanzas que entre otros datos registran hora, peso y lugar de faena, con el objetivo de evitar que los frigoríficos trabajen por debajo del peso permitido por la ley, que en este momento es de 300 kilos. Con un costo total de 14.500 dólares por dispositivo, deberán estar operativos desde el 1° de marzo, o bien acreditar intención de compra. De acuerdo al SENASA, existen 380 establecimientos en Argentina, y hasta el momento existen tres empresas habilitadas para la venta de estos dispositivos, que trabajan a toda máquina.

La otra medida es el depósito de Fondos de Garantía al Banco Nación por parte de los frigoríficos, a cuenta de pagos de IVA, contribuciones de seguridad social y futuras multas. Se pagará una cifra por cabeza faenada y el Gobierno espera recaudar unos 100 millones de pesos.

El otro efecto positivo de esta medida se verá en el apartado productivo. En ganadería, una definición básica enmarca al novillo pesado como “el insumo básico de la exportación”. Con la baja de exportaciones de la última década, los ganaderos se volcaron hacia el animal liviano, demandado para el consumo interno.

Con estas señales, y un leve repunte de la exportación en los dos últimos años, se espera un lento pero sostenido cambio en la matriz productiva ganadera: si se quiere abastecer al exigente mercado chino, es imperioso que desde los campos argentinos empiecen a salir cada vez más animales pesados.

 

 

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