El escenario que se viene

Dólar, tarifas, inflación y recuperación: la economía post cuarentena

Las alternativas de rebote que la pandemia tendrá en la economía interna están atadas al inminente acuerdo con los acreedores por la reestructuración de la deuda. Qué pasará con las variables microeconómicas.

El impacto súbito y generalizado de la pandemia y sus consecuentes medidas de prevención que implicaron la restricción de las actividades ocasionaron una drástica contracción de la economía mundial que, según las propias previsiones del Banco Mundial, se reducirá 5,2% este 2020, y desde 1870 será la primera vez que tantas economías experimenten una disminución del producto per cápita.

En este marco, Alberto Fernández mantiene reuniones sistemáticas con Santiago Cafiero y Martín Guzmán, quienes a su vez lideran el Gabinete Económico para diseñar un programa de recuperación que permita reconstruir el aparato productivo tras la debacle causada por la pandemia del COVID-19.

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Más allá del hundimiento de la estructura productiva interna, toda la economía integrada globalmente se resentió, y se trata de un factor a tener en cuenta antes de mencionar el impacto recargado sobre las variables micro y macro.

Es que el escenario de recuperación económica en Argentina, particularmente, responde en primer lugar al acuerdo con los acreedores por la reestructuración deuda, resolución que el Gobierno pretende resolver antes de fin de año, para luego ingresar en negociaciones amistosas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Argentina debe 44.000 millones de dólares, y Alberto Fernández desea que todo concluya hacia fin de año.

Amistosa porque la titular del FMI, Kristalina Giorgieva ya adelantó que permitiría que el ministro Martín Guzmán presente un programa económico sustentable, sin que ello implique un plan de ajuste redactado por el organismo de crédito.

El economista y ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis se dedicó en su último reporte a analizar la cuestión. Quien fuera la mano derecha del ahora gobernador bonaerense cuando estaba al mando de la cartera económica nacional durante el gobierno de Cristina Kirchner, evalúa que en un cuadro favorable respecto al acuerdo con acreedores, la inflación de este año quedaría bien por debajo de lo que fue el 2019. Los precios subirían 24,4%, contra 53,8% del año pasado. En el plano pesimista, el IPC treparía 37 por ciento. También por debajo de lo sucedido en 2019.

¿Por qué se traza esa diferencia? Por la implicancia del tipo de cambio sobre los precios de una economía. En este sentido, el economista vaticina que, para el plano optimista, la cotización del dólar "oficial" llegaría a fin de año en 79,40 pesos, un 20% por encima del valor actual, aproximadamente. En tanto, si no hubiese acuerdo por la deuda, la cotización treparía a 90,40 pesos.

La economista Bárbara Gueretza, además del incremento en precios a partir de una mayor emisión que depende del acuerdo en la negociación con bonistas, añade el factor “miedo”. Cuando se manifiesta este factor, “la gente corre a su refugio de valor y eso acelera la suba del dólar”. Fueron algunas de las conclusiones del panel “View Macro” de la EFI Week, evento de economía que este año se celebró vía web.

“Cuando hay pánico es difícil decir dónde puede llegar, porque por definición nadie quiere vender y todos quieren comprar”, dijo y aseguró que “en el mercado oficial el tipo de cambio estará calmo mientras se mantenga el superávit externo, que hoy es significativo. En los mercados paralelos, el dólar puede subir si nuevamente, implementamos una errada salida de la cuarentena”.

En este sentido, la mayoría de las alarmas se encienden apuntando al mismo norte: el mayor ritmo de expansión monetaria destinado a financiar el agujero fiscal provocado por la pandemia de coronavirus preocupa por el riesgo de un rápido traslado a los precios. Empero, por el momento la inflación muestra señales de estar contenida. ¿Por qué? Porque el dinero circula a menor velocidad.

Es por eso que de cara al futuro, especialistas consideran clave un canje exitoso de la deuda para evitar una disparada en la inflación.

En paralelo que el Gobierno nacional discute con los acreedores la forma en la que hará frente a sus compromisos, discute con las empresas la continuidad de las tarifas congeladas para compensar el deterioro de los ingresos de muchos trabajadores por la parálisis de la actividad económica.

El acuerdo para mantener el precio de la canasta de medicamentos, precios máximos y las tarifas de luz y gas estaban congeladas hasta el próximo 30 de junio, pero el Gobierno decidió su prórroga. Por otro lado, el barril criollo, los combustibles transitarán un proceso de "estabilidad de hasta el próximo 1 de octubre, y las tarifas de internet, televisión por cable, telefonía fija y por celular hasta el 31 de agosto.

El reporte Agís también contempla dos escenarios para el consumo del sector privado, donde proyecta una caída de 8% en el mejor de los casos para este año, mientras que si la Argentina vuelve a caer en default, el signo negativo sería del 10,2 por ciento.

En uno y otro contexto, el PBI también tendría diferencias. Aunque está claro que la Argentina -como el resto de los países- no podría escapar a una catástrofe. En el mejor de los casos, el PIB caería 7,4% mientras que, sin salida por la deuda, el desplome llegaría a nada menos que 10,3%, más cerca a lo sucedido en aquel horroroso 2002.

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