Política y Economía
MURIÓ DURANTE EL GOLPE DE ESTADO

La CIDH le exige a Bolivia investigar la dudosa muerte del periodista argentino Sebastián Moro

El periodista argentino se encontraba trabajando en ese país cuando estalló el golpe de Estado, en noviembre pasado. Su cuerpo apareció con golpes y en su departamento desaparecieron un cuaderno, un grabador y un chaleco. El contundente informe que sacó la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.

La muerte del periodista argentino, Sebastián Moro, cobra cada vez más peso en el reclamo de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), que esta vez le exigirá al Estado boliviano el esclarecimiento del caso luego de que se finalizara el último informe de la Relatoría Anual de los DDHH.

El extraño fallecimiento de Moro se dio el 16 de noviembre, el marco del golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales. El periodista trabajaba en ese país y también para algunos medios argentinos, como Página12.

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Además, en su departamento, donde encontraron a desplomado a Sebastián, faltaban un cuaderno, un grabador y un chaleco de periodista. Su familia también denunció “llamados telefónicos borrados del celular” y que en “la clínica privada se habría secuestrado los documentos médicos del periodista”.

"Es auspicioso porque le pone el foco al caso de Sebastián en medio de un Estado de no derecho. Esto podría ayudarnos a avanzar en la investigación, que seguramente se va a ver frenada hasta que se recupere la democracia", le dijo a este medio su hermana, Penélope. 

A su vez, desde el informe que elaboró la CIDH se consideró "fundamental que el Estado investigue de forma completa, efectiva e imparcial los asesinatos de periodistas y esclarezca sus móviles y determine judicialmente la relación que pudieran tener con la actividad periodística y la libertad de expresión”, pidiéndole una respuesta oficial al gobierno de facto a manos de Jeanine Añez.

Moro con una de las Madres de Plaza de Mayo. 

LAS SOSPECHAS, SOBRAN

La muerte de Moro se dio en medio de un golpe de Estado, agresiones contra la prensa y la clase política que respaldaba al por entonces presidente Evo Morales. El periodista se desempeñaba en el diario Prensa Rural, que dependía de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), un sector especialmente atacado por grupos de extrema derecha que salieron a las calles a sembrar el terror ese 10 de noviembre, cuando Morales finalmente renunció a su mando.

“Un día después, el 10 de noviembre, y tras haber enviado el último artículo al medio argentino sobre la situación en Bolivia, el periodista fue encontrado inconsciente en su domicilio y fallecería seis días después en una clínica privada”, dice el informe de la CIDH.

Tan solo el día anterior a que Moro aparezca muerto, el director de la radio Comunidad perteneciente a esa Confederación campesina, José Aramayo, había sido secuestrado, atado a un árbol y humillado por parte de hordas que desataron el horror en las calles bolivianas. Esa mañana, Sebastián ya había advertido que la situación comenzaba a ser de pleno hostigamiento para la prensa, por lo que decidió trabajar desde su casa. 

Si alguien conocía la labor del periodista, sabía que su rol era fundamental: además de difundir para la comunidad indígena y campesina de ese país –los sectores más fieles a Morales-, también comunicaba para la Argentina.

Esa fue la última conversación que tuvo con su familia, donde ya advertía su preocupación por el golpe de Estado en curso. “Acá está muy heavy la cosa”, les había escrito a sus allegados en territorio nacional.  

Por estas razones, sumados a los golpes que el cuerpo del periodista presentó y que poco tienen que ver con un ACV isquémico, su familia y varias organizaciones de los Derechos Humanos piden investigar el caso con urgencia. 

“La CIDH y su Relatoría Especial han recibido información sobre las circunstancias poco claras que rodean la muerte del periodista, entre ellas, el parte médico sobre politraumatismos en su cuerpo”, agrega el informe de la Comisión Interamericana.

En marzo de este año, la causa del periodista también llegó a los oídos de la ONU y se judicializó en los Tribunales Federales de Córdoba. Gabriel Aguirre, secretario General del Comité de Solidaridad Internacional y Lucha por La Paz (COSI) presentó en Ginebra la situación del reportero mendocino.

El golpe de Estado se cobró la vida de más de 35 personas. 

MASACRES

Después del golpe de Estado, las fuerzas leales al gobierno de facto reprimieron varias manifestaciones pacíficas, en donde murieron más de 35 personas.

Son conocidas como las masacres de Sacaba y Senkata, como llama la CIDH, “que segó la vida de 35 personas” debido a operativos combinados entre las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana.

Por esos días, una delegación de dirigentes políticos de la Argentina arribó al país limítrofe para hacer un seguimiento de las denuncias por violaciones de los derechos humanos. Ese grupo fue amenazado públicamente, pero logró sistematizar cientos de testimonios de “violaciones, amenazas, presos políticos y asesinatos”.

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