Perfil político

Ocultador serial: la otra cara de Hernán Lacunza, el ministro de “transición” que eligió Macri

El nuevo Ministro de Hacienda de la Nación deja atrás casi cuatro años al frente de las cuentas de la Provincia y una gestión signada por el endeudamiento en dólares y el ocultamiento de los indicadores esenciales para conocer la realidad bonaerense.

De Hernán Lacunza, el nuevo ministro de Hacienda de la Nación, cautivan sus modales atildados y de su tono monocorde, además de su habilidad para negociar con sus adversarios políticos. Se dice que “saneó” las cuentas de la Provincia, acostumbradas a los números en rojo. Incluso trascendió que dejó de lado sus vacaciones, en Neuquén, para atender el llamado del presidente Macri.

Lo que no se cuenta tanto es que endeudó peligrosamente a Buenos Aires y que oculta datos esenciales para entender y valorar la gestión de María Eugenia Vidal y sus ministros.

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Durante la campaña, Lacunza machacó una y otra vez respecto de una visión sesgada respecto del endeudamiento de la provincia de Buenos Aires, de la que este portal viene dando cuenta. Dijo que a la fecha, el Estado provincial debe 11.928 millones de dólares, una cifra muy cercana a los 11.204 millones que, aseguró, heredó Vidal de la gestión de Daniel Scioli. Además, consignó que esa proporción “es menor a los 11,2% del PBG que registran las catorce provincias argentinas con acceso regular al mercado de crédito internacional”.

Para que los números cierren como propone, Lacunza contabilizó en dólares deudas que estaban en pesos, a una cotización muy conveniente. Es un ejercicio legítimo de matemática pero no tan bueno para hablar de estados contables. Porque para saber si una deuda es buena o mala hay que contrastarla con la capacidad de pago del deudor. En este caso la Provincia, que recauda en pesos.

La deuda pública medida en esa moneda supera, a partir de la última devaluación, los 640 mil millones, que significan el 70 por ciento del presupuesto anual de la Provincia. El pago de intereses y de capital compromete la prestación de los servicios más básicos por parte del Estado, como Salud, Educación y Seguridad.

De hecho, según la Ley de Presupuesto, se preveía desembolsar en todo el año 2019 unos 56 mil millones de pesos para atender los vencimientos de deuda. Más incluso que lo que se presupuestó para brindar atención a la salud de casi 18 millones de bonaerenses. Más que la sumatoria de las partidas de los ministerios de Infraestructura y de Desarrollo Social.

El problema es que el 82 por ciento del stock de deuda -9.800 millones- están denominados en moneda extranjera, con lo cual se disparan ante cada nueva devaluación. El ritmo es vertiginoso: por cada unidad que el Peso pierde frente al Dólar, la deuda aumenta 10 mil millones. En tiempos de Daniel Scioli esa proporción era bastante menor: 42 por ciento.

También se podría abundar respecto del perfil del endeudamiento que contrajeron Vidal y Lacunza. Hoy se le debe el doble de dinero a acreedores privados externos y los vencimientos son de corto plazo (el 71 por ciento) y de mediano plazo. Los argumentos expuestos no son la visión alarmista de un político opositor. Tienen, sin ir más lejos, el aval del exministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que así se los presentó al Congreso.

Por eso, si la idea del Ministro era “esclarecer” respecto de la realidad de la deuda bonaerense, los datos que eligió provocaron el efecto contrario. ¿Buscaba, entonces, ocultar la realidad? Es posible, a la luz del manejo de otros datos estadísticos relevantes que viene haciendo. La ejecución presupuestaria, por ejemplo.

Aún en los años más difíciles de los gobiernos peronistas de Felipe Solá y de Daniel Scioli, la Provincia exhibió en la página de la Contaduría General de la Provincia los avances de la Ejecución de las partidas del presupuesto. Ministerio por Ministerio, programa por programa. Se trata de información esencial para determinar cuán eficientemente se están abordando los ejes de la gestión y evaluar el desempeño de un gobierno.

Para esto se utilizaban tablas en los que se consignaba el crédito, el devengado y el saldo de cada programa de gestión, de manera trimestral. Ahora no existen. En el Gobierno primero atribuyeron el “apagón informativo” a la implementación del SIGAF, el sistema informático que se importó de la Capital Federal para llevar adelante la gestión. Pero transcurrieron los meses y la luz nunca volvió.

En Economía adujeron entonces que se trataba de una decisión de la Contaduría General de la Provincia, que es un organismo de la Constitución y no depende directamente de la cartera que conduce Hernán Lacunza. Pero resultó que el Ministro tiene una ineludible responsabilidad en el asunto.

De hecho, las planillas de la CGP reflejan la manera en la que Economía presenta públicamente los datos del Presupuesto: tampoco allí se pueden encontrar estos detalles tan significativos. El apartado “Planillas consolidadas”, donde en años anteriores presentaba la composición del gasto “por nivel institucional, programa y objeto del gasto”, fue borrado de plano. Fuentes con vasta experiencia en la confección de presupuestos, y con igual trayectoria en el Ministerio de Economía bonaerense, aseguraron a este portal que la acción es deliberada y consensuada entre ambas reparticiones.

En lugar de presentar los números “crudos” y dejar que otros saquen las conclusiones, hay una tendencia que ya es marca registrada de la gestión Lacunza: la publicación de informes trimestrales, en los que abundan los sesgos y huelgan los datos. Todas las acciones tienen un objetivo unívoco: que se imponga un solo diagnóstico sobre la marcha de la economía: el propio.

 

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