LA DOCTRINA BULLRICH

Gatillo fácil en Tres de Febrero: “En ningún momento tuvimos un arma de fuego en el auto”

Los testigos –y sobrevivientes- de los disparos de la policía en Tres de Febrero, aseguran que no tenían armas en su poder y crece la teoría de que fueron plantadas. Sin embargo, no se registran casquillos en la camioneta y las cámaras de seguridad muestran cómo la policía disparó al grupo de jóvenes que bajó con las manos en alto.

El pasado 19 de mayo, Diego Cagliero (30) murió luego de recibir varios disparos de la policía tras una persecución en la localidad de Martín Coronado, Tres de Febrero.

Las cámaras de seguridad, sin embargo, muestran que tanto Diego como el resto de los ocupantes de la trafic blanca en la que se trasladaban, bajan con los brazos en alto tras la encerrona policial.

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La versión que instaló la fuerza decía que habían sido alertados por un robo en un supermercado y que se decidió disparar luego de que desde la camioneta una persona abriera fuego. Pero en la camioneta, los peritos aseguraron que no se registraron casquillos y además, su parte trasera es ciega, por lo que ninguno de los pasajeros pudo haber disparado.

Esa hipótesis fue difundida por el propio intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela (Cambiemos), quien celebró el operativo policial que hablaba de la detención de una “banda” delictiva.

También, y siempre según la versión policial, en la escena se habrían encontrado dos armas: una con su cargador lleno y otra de aire comprimido. Los amigos de Diego aseguran que no llevaban ninguna pistola en su poder y se desliza la idea de que pudo haber sido plantada por la propia policía.

Por otro lado, tampoco hay claridad sobre lo sucedido en un supermercado, donde Diego y sus amigos discutieron con uno de los encargados y eso habría generado un llamado al 911. Según la investigación, uno de los amigos del fallecido se habría intentado llevar una petaca sin pagar. Eso generó la trifulca con un seguridad del mercado.

De todas formas, eso ocurrió 40 minutos después de que un operativo policial sobre la Avenida Márquez, los encerrara y los haga bajar de la camioneta para después dispararle a quemarropa. Entre lo sucedido en el supermercado y la muerte de Diego, el grupo de jóvenes se había dirigido hacia la casa de uno de ellos para buscar unos instrumentos: Diego y los suyos eran músicos y pensaban ensayar en la plaza principal de Martín Coronado.

“Cuando volvíamos ya sobre la avenida Márquez, antes de llegar a la esquina de Campo de Mayo, se me cruzó una camioneta de la policía bonaerense a todo lo que da, me encerró de costado y yo aceleré del susto que tenía, le dijo a Página12 el conductor de la camioneta.

“Cuando aceleré me empezaron a efectuar un montón de disparos. Ahí hice unos 30 metros con la camioneta y como escuché los gritos de mis compañeros es que frené. Ahí nos bajamos todos y levantamos las manos. En ningún momento tuvimos un arma de fuego en el auto, no amenazamos a nadie por la ventana. Simplemente seguí derecho porque me asusté de la situación, estaban los policías muy alterados. Quiero aclarar que no somos un grupo de delincuentes o barrabravas. Somos un grupo de amigos que veníamos de despedir a un amigo que murió”, sostuvo.

A pesar de las pruebas que muestran los registros fílmicos de las cámaras de seguridad, así como el testimonio de los detenidos y baleados, la fiscal Gabriela Disnan, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de San Martín, le sigue dando entidad a la versión policial y desdobló el expediente en dos.

Por un lado, investiga la hipótesis de “robo agravado por haber sido cometido en poblado y en banda”, en donde se da cabida a lo expuesto por la policía y lo difundido por la agencia Télam y otros medios de comunicación. Por otra parte, la fiscal investiga a más de diez policías que participaron del operativo en el que terminó muerto Diego y también sigue en peligro otro joven baleado en una pierna.

El pasado sábado, la familia de Diego realizó una marcha en pedido de justicia. Adriana García, la mamá del asesinado por la policía, aseguró que la propia fiscal le aseguró que si “no hubiese muerto, ya estaría libre”, dando a entender de la poca gravedad del supuesto delito por el que fueron perseguidos los jóvenes.

El caso sucedió en la misma semana en la cual cuatro jóvenes murieron en San Miguel del Monte tras ser perseguidos a balazos por la policía.

En Tres de Febrero, el intendente Valenzuela nombró hace poco como secretario de Seguridad al excapitán del Ejército Juan Manuel Lucioni, un hombre resistido y denunciado por organizaciones de Derechos Humanos quienes recordaron que había sido partícipe de un acto en homenaje a represores de la dictadura, condenados por delitos de lesa humanidad.

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