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Ejemplo entre clubes: dos históricos rivales se unieron para superar el vandalismo

La entrada del club Juventud Unida amaneció con pintadas de su clásico rival: Verónica. Lejos de generar un enfrentamiento el suceso termino hermanando más a los clubes. Conocé la historia.

El Roberto Jaime Meabe, es la cancha de Juventud Unida: uno de los dos equipos que tiene Verónica, una localidad de ocho mil habitantes a una hora y media de La Plata. Como en cada región bonaerense, en Verónica el fútbol late. El club que convive con Juventud es el Verde, que lleva con orgullo el nombre de la ciudad.

El Meabe es donde entrena y juega el equipo los domingos. El despertar del miércoles encontró el ingreso del predio vandalizado. El tradicional arco amarillo y rojo que le da la bienvenida a propios y ajenos, apareció con grafitis y pintadas con los colores del clásico rival. La imagen de la zona violentada se viralizó rápidamente, sin embargo lejos de generar un infierno grande en un pueblo chico, los clubes tomaron un puñado de decisiones superadoras que valen la pena ser contadas. Una de ellas fue hacerse cargo de la pintura y de la mano de obra para remendar los hechos. La otra fue cuidar a los pibes.

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Sebastián Ruggiero es el presidente de Verónica, un club multidisciplinario que tiene casi 2000 socios y busca “formar personas”, como le cuenta a Infocielo y remarca: “Nuestro objetivo es darle una herramienta a los pibes para que no caigan en las adicciones, lo que hicimos con la pintura es lo mínimo que podemos hacer” señala.

Los dirigentes del Verde se pusieron en contacto con Diego Carosella, presidente de Juventud Unida, para remendar lo hecho y no sólo eso: para subsanar lo ocurrido se trabajó en conjunto para dar un ejemplo de sana convivencia. El presidente de Juventud, lejos de dramatizar, ve el vaso medio lleno: “No hay mal que por bien no venga. Lo que hicieron esos chicos con las pintadas, hizo que los nuestros, al otro día terminen de entrenar y se fueran a pintar”.

Sebastián y Diego, además de ser los presidentes de los clubes, son parte del día a día y entienden lo que es la vida en Verónica. Mucha gente llegó a pedir que los que hicieron las pintadas sean “escrachados” y que pinten ellos delante de todos para darles una lección. De todos modos, el primer paso estaba dado. Ayer, mientras Verónica hablaba con su gente por el venidero centenario (el 15 de junio llegarán los festejos) dos jóvenes se acercaron y se responsabilizaron por lo hecho.

El presidente de Juventud da su punto sobre la situación con los responsables: “Lo tomamos con calma. Hay gente que pide que se identifique a través de cámaras y que pinten ellos a la luz del día ante delante de todos. Pesamos que es una travesura de pibes con problemas que no se dieron cuenta de lo que hacían y pintaron la fachada. Sé que hay muchos hinchas se enojaron de los dos lados, pero no queremos trasladar eso a la sociedad, porque lo que es una cosa pequeña puede terminar mal”.

El mal llamado folklore de fútbol y la necesidad de juzgar al prójimo podrían haber terminado en un escrache innecesario. Una cruz que ambas dirigencias decidieron que no pese sobre las espaldas de pibes que entendieron que había cometido un error y supieron pedir perdón.

La historia que arrancó mal tuvo un final feliz. Integrantes de ambos clubes se juntaron en una jornada donde se trabajó en conjunto ara enmendar un error, lejos de transformarlo en un linchamiento. Alguna vez después de un clásico los hinchas de Juventud rompieron el alambrado de Verónica y la comunicación y resolución entre las partes fue rápida y fluida. Como debe ser entre rivales cada vez más cerca de ser pares y cada vez más lejos, bien lejos, de reconocerse como enemigos.

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