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Historia de superación: Leandro Gil perdió sus brazos y escribió un libro para contar su vida

A los 22 años, el joven perdió sus miembros superiores en un accidente en el subte. Desde entonces, tuvo que comenzar a reinventarse y encontrar la manera de salir adelante, algo que cuenta en detalle en su libro “Las Vías de la Herida”.

Leandro Gil perdió sus brazos a los 22 años en un accidente en el subterráneo. Ese hecho lo marcó para toda la vida pero, lejos de abandonarse, comenzó a reinventarse y a encontrar la manera de salir adelante, algo que cuenta en detalle en su libro “Las Vías de la Herida”.

En el año 2012, recibió el premio “Gota en el Mar” al periodismo solidario, luego de destacarse como colaborador en la revista Kine.

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Cabe recordar que, en mayo del 2018, Leandro denunció que las autoridades del Ministerio de Educación, donde él trabajó siete años, le exigieron trabajar en una nueva sede con una carga horaria de ocho horas, algo que para el joven se volvió “dificultoso”, debido a su condición. A pesar de haber presentado un recurso administrativo en donde enumeraba las complicaciones que le generaría el nuevo trabajo, las respuestas del Ministerio se demoraron por días hasta que Leandro recibió una carta explicándole que lo habían despedido.

Sinopsis del libro:

“No me dejes así, así no. No me dejes así, así no. No me dejes así, así no. No me dejes así, así no. No me dejes así, así no…” una y otra vez soñé con esas palabras y la imagen que absorbían mis pupilas al dilatarse y dibujarse ante mí el “Jujuy” que bautizaba aquella estación de la línea E del subterráneo porteño. Me representé desde una perspectiva ajena a mi punto de vista en primera persona y me observé de cerca deambular enajenado por aquel andén de la aniquilación personal. En aquellas visiones me pregunté hasta el cansancio qué hubiera sucedido de haber existido la mínima posibilidad de reaccionar a tiempo. Me ví a pocos fotones de distancia tomar la carrera fatal a las luces de la formación y sin poder despegar mis labios para expresar vocablo alguno no fui capaz siquiera de insinuar impedir lo que ese salto desencadenaría”.

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