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El dolor de una madre que perdió a su hija de 10 años

A una semana del trágico accidente que le quitó la vida a una nena de 10 años, María madre de la víctima, dialogó con INFOCIELO y contó cómo atraviesa el duelo

Un trágico accidente se produjo el miércoles 29 de diciembre en la rotonda de 131 y 72 de La Plata cuando un auto atropelló y causó la muerte de una nena de 10 años. Un hombre que conducía un Ford Ka y que luego se supo que lo hacía en estado de ebriedad impactó contra la pequeña que caminaba por el lugar junto a su madre causándole la muerte casi de inmediato.

A una semana del episodio, INFOCIELO dialogó con María, la mamá de Renata Pacheco, quien a pesar del dolor elige aferrarse a su creencia religiosa para poder seguir adelante: "No hay fuerza humana que soporte el dolor de perder una hija, solo creyendo en Dios se puede seguir adelante".

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"El miércoles pasado a esta hora Renata estaba con nosotros. Es difícil acostumbrarnos a su ausencia. Estábamos preparándonos para recibir a su sobrina, mi nieta, que nació el 27. Le pedí que me acompañe a comprar algunas cosas, mi otra hija de 13 se quedó en casa", comenzó relatando María.

"Pasamos la rotonda, siempre con cuidado, porque es un lugar difícil para cruzar, siempre con el temor de que no venga alguien y te atropelle. A los automovilistas no les importa la vida de nadie, ni la de ellos. Llegamos a la rotonda, como hacia calor, nos quedamos bajo un árbol. Estuvimos unos 20 minutos. Se sentó al lado mío, mientras hablábamos. Y en ese momento se dio el accidente. Fue un segundo. Alcanzo a ver al auto, pensé que iba a dar la vuelta, nos tomó por sorpresa", contó en cuanto a lo que fue el trágico accidente.

Así mismo, fueron varios vecinos quienes obligaron al conductor a frenar ya que intentó fugarse: "Yo vi que este hombre pasó, quiso irse. Fue un segundo, salió mucha gente. Lo frenaron. Yo solo quería que mi hija esté bien".

Sin embargo, de inmediato María perdió las esperanzas: "Sabia que hija perdía la vida, que era la hora de mi hija. Lo sentía en el corazón. Te hablo desde el dolor de madre. Hago esta nota porque Dios quiere que lo haga. Agradezco a Dios que me dio 10 años de Renata, se la extraña en el día a día. La siento muy presente".

En cuanto a cómo atraviesa el duelo, María confiesa: "Hay maneras y formas de llevar este dolor y es aferrarse a Dios. No hay fuerza humana para soportar el dolor de perder una hija. Solamente Dios. Muchos dirán que me ven relajada, y es gracias a Dios. Seguramente hay muchos enojados porque yo no me enoje con este hombre. Lo mire a la cara y le pregunte qué le hizo. El me respondió ´que querés que haga´".

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