¿hay fugas?

Primeros ruidos y amagues en Cambiemos en su camino hacia el modo oposición

María Eugenia quiere disciplinar a su tropa pero hay sectores que discuten su liderazgo y hay enojo en el partido Fe. Jorge Macri, otro dirigente con perfil alto

Desde que confirmo su salida del poder, María Eugenia Vidal se enfocó en una tarea: la consolidación de Cambiemos en “modo oposición”, con el objetivo de mantener las políticas públicas que impulso su administración y, a la vez, sentar las bases de un regreso con gloria para 2023.

La Vidal opositora parece haber tomado apuntes de los movimientos y crisis que atravesó el peronismo desde 2015 hasta hoy. El Frente de Todos amasó la unidad a contra reloj y bajo presión, tras casi cuatro años de desencuentros que le garantizaron la gobernabilidad y algo más a Cambiemos.

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Pero por más disposición que muestre para no repetir los errores del adversario, a la Gobernadora se le hace cuesta arriba. El primer obstáculo que encontró fue el pragmatismo de los dirigentes que la acompañaron en su gobierno y que consideran que su liderazgo político no podía trascender del 10 de diciembre.

Jorge Macri, intendente de Vicente López y primo del presidente, fue el primero en marcarle la cancha. Macri evita la confrontación directa y por ahora cuestiona al Jefe de Gabinete, Federico Salvai, alter ego político de la Gobernadora, en muy malos términos.

En el peronismo dicen que, además, dinamita cada acuerdo que se logra cerrar. Para eso repite el argumento de la legitimidad, o más bien de la falta de esta. El jueves hubo una cumbre en La Plata dónde esas cuestiones parecían haberse saldado. El resultado es que el Frente de Todos tiene la excusa perfecta para no entregar cargos.

En las últimas horas Macri reunió a los intendentes del PRO para mostrar reacción ante la negativa del FDT a ceder la vicepresidencia con firma de la Cámara de Diputados. Estuvieron Julio Garro, Néstor Grindetti, Javier Martínez, Héctor Gay, Ezequiel Galli y Pablo Petrecca, a razón de un alcalde por sección, pero ningún representante de Vidal. El desafío quedó planteado.

Pero incluso antes, Vidal había ido cerrando puertas que hoy podría capitalizar. Y que hoy otros intentan abrir.

La tropa de Emilio Monzó, hombre con trayectoria y pedigrí bonaerense, nunca le perdonará a la conductora la proscripción que padeció en este turno. Hombres como Marcelo Daletto, que patentó la marca de “la leona” y que el vidalismo aprovechó, tiraron la bronca por esa situación. Ahora, el hombre de Carlos Tejedor recorre la Provincia con aspiraciones a gobernarla, todavía dentro de Cambiemos.

Otros, cómo el sampedrino Cecilio Salazar, alzaron la voz para hacer saber que se sentía marginados. Salazar es intendente de San Pedro y hombre del partido Fe, un espacio que perdió peso específico con la muerte de su máximo referente, Gerónimo Venegas, pero que así y todo tiene jefes comunales, legisladores y concejales, y que aporta a consolidar el voto del campo, insumo vital para Cambiemos.

Salazar marcó que el discurso de Vidal machaca permanentemente sobre las tres fuerzas que constituyen la alianza pero se olvida de Fe. Vidal pretendió contenerlo con la promesa de una reunión que no se concretó. La mandataria estuvo cerca: viajó a Pergamino y empoderó al local Martínez.

Seguidamente convocó a una reunión en La Plata y allí estuvieron radicales, lilitos, pro puros y peronistas. Estuvo incluso Manuel Passaglia, intendente de San Nicolás y referente de la Segunda. En esa cumbre Vidal dio instrucciones para trabajar en modo oposición con la unidad como premisa, pero otra vez se olvidó de los muchachos de UATRE.

En el interín, el pase de tres diputados de Cambiemos en el Congreso a un bloque amigable con el FDT generó ruidos. Uno de los tres fugados, Pablo Ansaloni, es bonaerense y del partido FE. Desde que dio el portazo, los teléfonos de los referentes del veneguismo están cerrados y las versiones sobre su futuro corren a todo vapor.

Las miradas hoy reposan en Natalia Sánchez Jáuregui, legisladora necochense afincada en San Vicente que entró por la quinta. El peronismo busca incorporarla al bloque 17 de Noviembre que tiene perfil filo peronista. En términos numéricos, quitarle una banca a Cambiemos no parece mucha cosa pero simbólica y políticamente importa.

Junto a Jáuregui suena el nombre de Domínguez Yelpo y el del alcalde electo de Necochea, Arturo Rojas, pero sus salidas parecen improbables, toda vez que están muy bien pagos en las filas amarillas. Ese dato revela además que una movida de Fe hacia las filas de Todos importa un alto costo político que no conviene pasar por alto.

El siempre inconforme intendente de San Isidro, Gustavo Posse, es otro factor que podría inclinar la balanza. Hay legisladores que le reportan y que no comulgan con cambiemos, pero también hay otros que hicieron carrera a pura versatilidad. Por eso no extraña que Walter Carusso, su mano derecha, cotice en el mercado de pases: possismo de manual.

Hay 48 horas frenéticas por delante. Las jugadas que se adelantan, se pueden quemar. El lunes, cuando asuman las nuevas autoridades, ganadores y perdedores de reconocerán con una mirada al campo de batalla. Y los generales rendirán cuentas.

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