Un kiosco de Punta Alta que parece detenido en el tiempo
A veces las redes sociales sirven para darnos a conocer pequeños enclaves de lugares desconocidos que tienen algunas particularidades que los vuelven universales. En Punta Alta, Provincia de Buenos Aires existe un kiosco, como podría haber en cada pueblo o ciudad de Argentina, pero al verlo nos permite retroceder en el tiempo a una época perdida u olvidada 60 años atrás...o tal vez más.
La usuaria que lo expuso lo llamó "Kiosco Andrea, la tristeza absoluta" y en dos tweets compartió fotos que ilustran su lapidaria afirmación.
TE PUEDE INTERESAR
No todos estuvieron de acuerdo con que sea tan triste el lugar, algunos lo valoraron como un rincón que preserva un aura vintage como si el tiempo no le hubiese transcurrido.
Todo lo que se observa en las imágenes es poco surtido, está pasado de moda, o tiene un color arratonado, producto de años y años de exposición al sol o a la luz. Es la quintaesencia de lo que un kiosco no debería ser.
La pregunta que todos se hicieron al verlo es ¿cómo subsiste? ¿De qué vive y vivió todos estos años? ¿El señor de la foto tiene ese kiosco como único ingreso? ¿Lo hace por hobby? ¿La gente del barrio de Punta Alta en donde está enclavado le comprará algo cada día para ayudarlo?
Las teorías que se tejen en los comentarios de quienes vieron la publicación son de lo más variadas y descabelladas en cuanto a la elaboración de posibles escenarios de supervivencia del antiguo kiosco.
Desde que sea una "fachada" para esconder otro negocio más próspero, hasta que en su interior posea una máquina del tiempo que permita regresar a 1960 en pocos segundos.
Nadie logra imaginar quien podría comprar ni en Punta Alta ni en ningún otro lugar de Argentina, en 2021, stickers de nombres tales como "Lidia, Osvaldo, Carmelo o Gladys" para la carpeta, el portaútil o la ventana de la habitación de algún adolescente que hoy se llamen así.
O como a alguien le puede haber parecido motivadora una frase bajo un disco de vinilo que diga "goza de tus días, es más tarde de lo que imaginas" escrita en fibrón detras de una vidriera rota.
Un viejo talonario de números para sorteos, unas hebillas, un alicate, un pico inflador o una caja de fósforos completan el panorama del surtido de este kiosco "más triste del mundo" al que el tiempo da la sensación de no haberle transcurrido, salvo por el gesto en la foto que se ve a su dueño, quien seguramente hace 50 años era un hombre joven y emprendedor que armó su propio negocio para otra época y otro tipo de público.
Es en Punta Alta pero con certeza existe aún un "Kiosco Andrea" en cada barrio de cada ciudad, pueblo o localidad bonaerense, quizás en forma de mercería, boutique, bazar o cualquier otro rubro que se resiste al paso de los años y subsiste de maneras mágicas e increíbles al transcurrir de las épocas vendiendo productos que parecieran llegados en el DeLOREAN del Dr Emmet Brown de "Volver al futuro".
TE PUEDE INTERESAR
LO MÁS LEÍDO
Últimas noticias
Dejanos tu opinión