El caso que trascendió en los medios por el accionar de una viuda negra en un departamento céntrico de La Plata despierta misterio en la Policía debido a la ausencia de una denuncia y a que a pesar de que tratan de ubicar a la presunta víctima, no la encuentran.
La presunta víctima se llama Gabriel, un chef profesional de 46 años, quien anoche dio una nota en vivo al noticiero de Telefé, donde contó que estuvo diez horas inconsciente y que le pudo pasar cualquier cosa.
El hombre afirmó que era la cuarta cita en la que se encontraba con la joven y que por cumplir tres meses de relación le había obsequiado un chocolate de un kilo.
Un chocolate de un kilo
Para el chef, una vez sedado, actuaron siete delincuentes, entre ellas la viuda negra, en un hecho en el que le robaron los ahorros, prendas de vestir y un celular.
“Ella venía, yo le cocinaba, la pasábamos bien”, sostuvo el chef en la nota televisiva. El hombre dijo que “no sé lo que me dio para dormirme”.
De oficio, ante la difusión del caso, tomó intervención el Gabinete Técnico Operativo (GTO) de la comisaría Primera, pero los policías lo fueron a buscar dos veces al departamento ubicado en el quinto piso del edificio de 46 entre 5 y 6.
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Los detectives hablaron el encargado y el trabajador les dijo que desde el domingo a la noche, cuando ocurrió el presunto robo, no lo vieron más.
Lo que complica la investigación es la ausencia de la denuncia en tiempo y forma. Los peritos de la Policía Científica pudieron haber levantado rastros y avanzar más rápido en la pesquisa.
Por ahora los investigadores se manejan con lo que el chef le dijo a la prensa y las imágenes de algunas cámaras de seguridad.
En la mira está una joven de unos 22 años, la que se hacía llamar Sofía y que dijo vivía en el barrio porteño de Caballito.
A los investigadores les llama la atención este detalle: por lo general las viudas negras no tardan cuatro citas para cometer un robo, lo hacen en el primer o segundo encuentro.
Lo que se sabe del caso
De acuerdo al chef, la joven decía que vivía en el barrio porteño de Caballito y el domingo llegó en un Uber vestida de negro, con un top rojo y una bufanda violeta.
El chef la esperó con una picada y un fernet, como aperitivo de la velada. Tras charlas unos minutos el hombre se dirigió a la cocina para terminar de elaborar el plato principal de la cena.
En ese momento se presume que la joven colocó el sedante en el vaso del chef. La cena continuó, comieron y bebieron, hasta que el hombre se quedó dormido en la mesa.
Al quedar dormido, la joven habilitó el ingreso de al menos dos cómplices y entre los tres revolvieron los placares y roperos y se alzaron con dinero, un celular, sacos, remeras, pantalones y zapatillas entre otros objetos de valor.
