En los últimos días, un video que circula por las redes sociales generó preocupación y fue interpretado por el Gobierno nacional como una “amenaza terrorista” hacia la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.
Sin embargo, hay varias inconsistencias en el contenido del video que generan dudas sobre su autenticidad, lo que lleva a cuestionarse si realmente se trata de una amenaza genuina o si podría tratarse de un montaje con intenciones ocultas.
El análisis de las incongruencias del video de los supuestos narcos amenazantes que el gobierno da por hecho que son terroristas
EL ‘NARCO EDITADO’
El video en cuestión muestra a varias personas encapuchadas y armadas, aparentemente miembros de una banda narco, que se dirigen de forma explícita a Patricia Bullrich y Maximiliano Pullaro.
En él, se acusa al gobernador santafesino de estar involucrado en acciones ilegales y se insinúa que su gestión está relacionada con las muertes de personas inocentes. El mensaje parece tener la intención de infundir temor en la población y en las autoridades, pero existen varios aspectos que no terminan de cerrar, según los análisis realizados, por ejemplo, por el periodista Rolando Barbano en TN, quien explicó que la persona que dio a conocer antes que nadie las imágenes fue el troll libertario conocido como “Gordo Dan”.
El supuesto video de los narcos de Rosario
Uno de los puntos más llamativos es el acento de los supuestos autores del video. Barbano destaca que, aunque el video se presenta como una amenaza proveniente de la ciudad de Rosario, los acentos de quienes hablan no son típicos de esa región.
Para los que conocen bien el acento rosarino, queda claro que los protagonistas en el video no lo utilizan, lo que genera dudas sobre la autenticidad del material.
Además, el contenido del video también plantea interrogantes. En él, los supuestos narcos no solo amenazan a las autoridades de Santa Fe, sino que afirman estar ubicados en la provincia de Buenos Aires.
¿HABLAN DE LA PLATA?
Sin embargo, no queda claro si sus amenazas se refieren a la capital(por CABA) o a La Plata, por ser “la capital de Buenos Aires”, como ellos lo dicen textualmente, lo que añade confusión sobre su localización exacta.
En este sentido, muchos se preguntan si el video podría haber sido grabado en la misma ciudad de La Plata, dada la mención ambigua a la “capital de Buenos Aires”.
Aunque la opción más probable es que los autores del video estén mintiendo o que se trate de una confusión por no siquiera conocer rudimentos básicos de geografía, esta duda sigue flotando sobre la veracidad de la amenaza.
Otro aspecto clave es la edición del video. El mensaje de las amenazas no proviene directamente de los participantes en la grabación, sino que se añade una voz en off que narra los hechos.
Este detalle sugiere que el video podría ser un montaje, diseñado con algún propósito específico que no está claro a primera vista, pero que podría estar relacionado con la intención de crear pánico o dar una falsa imagen de organización terrorista, algo que desde lo discursivo ayuda a la narrativa del gobierno libertario.
El Gobierno, por su parte, no tardó en calificar el incidente como una amenaza terrorista.
A través de un comunicado oficial, la Casa Rosada señaló que se trataba de una acción de “narcoterrorismo” y reafirmó su compromiso con la seguridad, con el objetivo de no ceder ante la violencia armada.
La ministra Bullrich también se sumó a la discusión, señalando que la amenaza está vinculada a bandas narco que operan en la provincia de Buenos Aires y en Rosario, y destacó la violencia cada vez más escalada en la región. Jamás puso en dudas la veracidad del opaco video.
EL GOBIERNO NACIONAL “COMPRÓ”
A pesar de los intentos del gobierno por presentar el fenómeno como un problema de narcoterrorismo, la realidad sobre el terreno parece ser más compleja.
La amenaza del video y las declaraciones de los funcionarios pueden estar siendo utilizadas para fortalecer la agenda de seguridad, pero también podrían estar influyendo en la percepción pública de la situación.
La incertidumbre sobre la autenticidad del video y las contradicciones en los detalles brindan espacio para la especulación, y como en muchos otros casos, no deberían dejarse llevar por las primeras impresiones, sino analizar los elementos con una mirada crítica.