

El humorista Luis Landriscina estuvo en la Peña de Morfi con Jey Mammon y contó un cuento ambientado en el partido de Lincoln y la localidad de Roberts
Por eso, 'La Peña de Morfi' seguramente sea el sitio indicado para que el genial humorista de 86 años, con su ritmo parsimonioso de otras décadas, pueda ser tratado con respeto, sin el clásico apuro de la televisión actual.
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Asi sucedió este domingo, cuando junto a Antonio Tarragó Ross en acordeón y voz, y el propio Jey Mammon en el piano, ejerciendo su nuevo rol de conductor del ciclo de Telefé, dieron cátedra de lo que es el buen gusto, cada vez menos transitado por ese medio de comunicación.
Además de permitirse cantar y recitar poesía y música del litoral, Don Luis contó anécdotas de su extensa carrera.
Por supuesto no faltó la permanente referencia a su amistad con el médico oriundo de La Plata, René Favaloro, recuerdo que también enriqueció otro platense por adopción, el correntino Antonio Tarragó Ross, con una anécdota del aro en su oreja, que involucró al genial cardiocirujano argentino.
Pero también hubo tiempo para un chiste, que como siempre remarcó Landriscina más que eso, es un cuento que relata un modo de ser del habitante del interior argentino.
Lo diferente esta vez es que su narración no involucró a santiagueños, tucumanos, chaqueños, salteños, ni riojanos.
Sus protagonistas eran paisanos bonaerenses.
La historia la ubicó entre dos localidades de Lincoln, el municipio de la provincia de Buenos Aires: La propia ciudad que le da nombre como cabecera, y Roberts, que integra el mismo distrito, a 65 km de distancia.
Los carnavales de Lincoln, únicos y tan particulares con sus vehículos increíbles, por supuesto fueron parte de la historia con la que Infocielo acompaña esta crónica, que sería de mal gusto replicar por escrito, perdiendo el encanto y la expectativa que le dio Luis Landriscina con su cadencia inigualable al relato que Jey Mammón escuchó con tanta atención.
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