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Qué dijo el entrenador que recibió el mejor homenaje del mundo

Gonzalo Zárate es entrenador en el club de rugby platense Los Tilos. Hace unos días recibió un llamado que le cambió la vida. Un nene decidió agregarse su nombre para no olvidarlo nunca. Conocé la historia contada por uno de sus protagonistas.

La historia de Nicolás y Gonzalo recorrió el país. Nicolás tiene 10 años y hasta hace menos de un mes, vivía en un hogar de menores de la localidad de Villa Elisa y a su vez entrenaba rugby en Los Tilos. Hace unos días fue adoptado por una familia santafecina. Quien fuese uno de sus entrenadores recibió un llamado que le cambio la vida cuando el pequeño le dijo que iba a agregar su nombre al suyo para recordarlo para siempre.

Gonzalo, habló con Juan Rubinacci en No te des vuelta (Lunes a Viernes de 18 a 20 por Fm Cielo 103.5) y contó su historia y sus sensaciones después del llamado del pequeño Nicolás “Me llamó la atención su gesto. El amor y los límites sanos le llegaron. Me temblaban las patitas” Gonzalo forma parte del área social del club y cuenta que “Nico debe haber visto algo en mí o se encariño un poco más, porque somos muchos y  todo el grupo social da todo, yo soy un eslabón nomás, es un grupo que hace años acompaña a los más chicos”.

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La historia de Nico fue repasada en la vuelta a casa de la radio “Nico viene de un hogar con mucho dolor y con abusos de varios tipos, nosotros tratamos de darle un límite sano. Él es un amor y nosotros nos esforzamos en tratar de hacer de él y de nenes que viven en situaciones similares gente de bien, un buen tipo como se dice”.

Gonzalo forma parte del área social del club y cuenta su experiencia “En Los Tilos hay un grupo de 60 nenes, el área es inmensa. En el caso de Nico, con otros entrenadores lo llevábamos, le debamos cariño. Uno lo tría, otro lo iba a buscar, otro lo llevaba a las fiestas. Es que a Nico por las situaciones en las que se crió  había que prestarle un poquito más de atención. Ser pacientes, darle más contención y cariño”.

Hoy Nicolás vive en Santa Fe con sus papás adoptivos “Nosotros aprovechamos una gira allá para que ellos vayan a verlo correr, tacklear y aprovechamos para charlar de todo. Él tiene una fuerza y unas ganas increíbles. Cuando me llamó para contarme lo del nombre me temblaban las patitas. Eso no tiene precio, te llena el alma” cuenta Zárate que agrega “Los adultos deben involucrarse y dar los mejores ejemplos posibles

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