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HISTORIAS BONAERENSES 

Vivir en Viaje: convirtieron un motorhome en su oficina rodante y ahora recorren el país haciendo "home office"

Un técnico en prótesis dentales, oriundo de Lomas de Zamora, y su pareja, contadora, compraron un motorhome y hacen "home office" en pleno viaje por el país

La historia de Mauricio Díaz Jacquot (34) y Carolina Villafañe (35) comenzó con un viaje. Él, nacido enLomas de Zamora, es técnico en prótesis dentales. Ella es contadora y vivía en el barrio porteño de Boedo. Fue en la ciudadela inca de Machu Picchu donde sus caminos se unieron en 2012 y, desde entonces, el espíritu viajero de ambos los llevó a proponerse un mismo sueño.

“Nos dimos cuenta que queríamos conocer el mundo entero, pero como trabajábamos mucho los dos, veíamos que no nos iba a alcanzar el tiempo tomándonos vacaciones solo una vez al año”, explica Carolina a INFOCIELO momentos después de haber llegado a un nuevo destino: Puerto Madryn.

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A la ambiciosa idea de visitar cada rincón del planeta se sumó el deseo de alejarse del bullicio y el trajín cotidiano de la ciudad. “Queríamos irnos a vivir a otro lado, buscar algún lugar tranquilo, con montañas”, comenta Villafañe, quien recorrió junto con Mauricio Tandil, Mendoza y varios otros puntos del país en busca del sitio ideal para su nuevo hogar. Sin embargo se les ocurrió una idea mejor: vivir en el lugar que quisieran durante el tiempo que quisieran.

La pareja decidió dar el salto, dejando atrás todo lo que tenían para comenzar una nueva vida sobre ruedas. “Vendimos casi todo lo que teníamos y también donamos muchas cosas. Nos quedamos con lo mínimo que necesitábamos para viajar”, cuenta Carolina. Por su parte, Mauricio, que tenía su propio laboratorio, vendió todas las máquinas y las herramientas que utilizaba para realizar su trabajo.

Con el dinero que reunieron, compraron una furgoneta, que mandaron a reformar para convertirla en un motorhome. Luego de organizar cómo sería ese primer viaje, en marzo de 2020 ya estaban listos para salir a la ruta, aunque la llegada del coronavirus a la Argentina frustraría —momentáneamente— sus planes.

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“Habíamos hecho una despedida con la familia, ya nos íbamos, pero el 20 de marzo se cerró todo”, recuerda la contadora, que todavía no había renunciado a su empleo en el Departamento de Costos y Presupuesto del Hospital Garrahan.

Pese al baldazo de agua fría que significó para ellos la pandemia, en ningún momento pensaron en dar ni un paso atrás del proyecto de vida por el que habían apostado todo. Apenas tuvieron la posibilidad, el 14 de enero de este año, pusieron en marcha el motorhome, que bautizaron con el nombre “Libertad” y salieron a experimentar su aventura nómada.

Luego de atravesar toda la provincia de Buenos Aires, siguieron hacia el sur y llegaron hasta Ushuaia, donde permanecieron durante alrededor de un mes y medio. Desde allí continuaron viaje hacia el norte de la Patagonia argentina por la ruta 40 y, a principios de junio, se encontraban en Chubut.

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“Empezó a llover cuando estábamos a la altura de Lago Puelo y hacía mucho frío. Nunca habíamos tenido la experiencia de pasar tanto frío, entonces recalculamos y nos fuimos de ahí”, indica Carolina.

El trayecto continuó por Bariloche, donde se reencontraron con un grupo de amigos viajeros que habían conocido en Ushuaia, pero como las condiciones climáticas se hacían cada vez más hostiles a pocos días de que comenzara el invierno, emprendieron el regreso a Buenos Aires y aprovecharon para hacer algunos ajustes en el motorhome como, por ejemplo, reparar las baterías de los paneles solares, que no estaban almacenando la energía.

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Una vez que tuvieron todo resuelto, salieron rumbo a Entre Ríos y Corrientes para continuar con su objetivo de recorrer todo lo que esté a su alcance. A través de la cuenta de Instagram @vivirenviaje_ comparten el día a día de su travesía.

UN MOTORHOME COMO OFICINA

“El conformismo de estar trabajando todos los días en la ciudad no lo quiero más, quiero estar moviéndome”, señala Mauricio, que no se arrepiente ni un poco de haber dejado atrás el confort y la estabilidad económica que le garantizaba su profesión. Lo mismo opina Carolina, que renunció a su empleo en relación de dependencia y optó por seguir trabajando como contadora de manera independiente, haciendo home office desde el motorhome, su oficina en movimiento.

“Me fui armando la cartera de clientes y me asocié con una amiga que también es contadora, por cualquier trámite presencial que tuviera que realizar en Buenos Aires y así continúo hasta hoy”, cuenta Villafañe, que tiene el privilegio de elegir cada día frente a qué paisaje va a encender la notebook para iniciar su jornada laboral. “Por ejemplo, ahora estamos en la costanera de Puerto Madryn y yo puedo abrir acá la computadora con una vista al mar increíble”.

Según Carolina, lo único que necesita para poder cumplir con su trabajo es contar con alguna forma de conexión a Internet: “Cuando estuvimos en El Chaltén fue bastante caótico porque ni siquiera la señal de WiFi de los comercios era buena, pero si no, me comparto datos desde el celular. También aprovecho las plazas o determinados lugares que tienen WiFi de acceso público”.

En el equipo que conforman los dos viajeros, cada cual tiene su rol. Mientras Carolina, genera el ingreso económico que les permite seguir en viaje, su compañero de ruta se encarga de que todo esté en condiciones para que ella no tenga que preocuparse por nada más. “Yo soy el amo de casa del motorhome”, bromea Mauricio y comenta: “Me ocupo de la limpieza, del orden, de cocinar, de manejar y del mantenimiento general del motorhome, que es bastante, que es bastante distinto al de una casa normal ”.

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El vehículo es una Renault Master, que fue acondicionada a las necesidades de la pareja: baño, ducha con agua caliente, cama, cocina, heladera, entre otras cosas. La furgoneta “Libertad”, que al momento de la entrevista se encuentra en Puerto Madryn, continuará su camino hacia el sur de Chile para luego seguir hacia el norte.

“Lo de tener todo planificado funcionó mal desde un principio cuando organizamos todo para salir en marzo del 2020 y se paró el mundo, así que desde esa experiencia no planificamos muy a largo plazo”, reconoce la contadora viajera. Así como no tienen rumbos fijos, tampoco determinaron cuándo van a volver. “No ponemos fechas de regreso para cada viaje, porque no hay adónde regresar”, concluye Mauricio.

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