Agustín Sánchez (26) llegó al circo gracias a un viaje, y ahora viaja gracias al circo. El joven, oriundo de Lomas de Zamora , quien deja maravillados a espectadores en todo el mundo con sus piruetas arriba de una moto , ahora apuesta a consolidar una productora propia que facilite a los artistas latinoamericanos de circo callejero la posibilidad de demostrar su talento en el exterior.
“Mi pasión por el circo apareció de grande y está ligada a mis ganas de viajar”, explica Sánchez a INFOCIELO. Hijo de madre médica y padre veterinario, el joven lomense eligió salir a recorrer el mundo con su mochila. “A los 15 años, una profesora del colegio nos contó sobre uno de los últimos encuentros hippies que había en el país, en San Marcos Sierras, Córdoba. Un verano fuimos con mi hermano con la idea de quedarnos unos días, aunque nos enamoramos del paisaje, de los hippies, de la energía del viaje y nos terminamos quedando 3 meses. En ese momento entendí que quería viajar para descubrir qué había allá afuera”, recuerda.
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A los 18 años emprendió su primera gran aventura como mochilero, viajando hacia el norte argentino, donde vendió artesanías y pan casero para poder subsistir. “Después conocí a un malabarista, me gustó mucho lo que hacía y así me introduje en el mundo del circo callejero”, relata Sánchez, quien decidió comprarse unas clavas con las que empezó a practicar hasta que se sintió seguro para hacer, en distintas esquinas, sus primeros números, que duraban lo mismo que la luz roja de los semáforos.
El acróbata de Lomas de Zamora llevó su espectáculo, el Globo de la Muerte, a distintos países del mundo como Francia, Inglaterra e Irlanda
Las monedas que recibía a cambio le permitieron continuar viaje primero hacia Bolivia y luego hacia Perú, Ecuador y Colombia. En este último país fue donde, de manera fortuita, se sumó al elenco de un pequeño circo. “Estaba haciendo dedo en las afueras de Cali, frenó un auto y se bajó un hombre que me vio con el monociclo y me preguntó si era malabarista; le respondí que sí y me dijo ‘yo tengo un circo, ¿Te gustaría venir a probar?’ Le contesté que sí y así me metí por primera vez en lo que es el circo de carpa”.
Agustín, que se desempeñaba como payaso y malabarista, debió acostumbrarse, entre otras cosas, a alimentarse a base de arroz y huevo; y a dormir en el interior de la misma carpa donde se realizaban las funciones, improvisando un sucucho junto al resto de los artistas que integraban el circo. Según él, la vida en la mayoría de los circos no es nada sencilla. “En el escenario es todo brillo, glamour y sonrisas, pero detrás de escena es bastante hostil, así que tenés que estar muy apasionado por lo que hacés”.
Tiempo después, se enamoró de una artista circense colombiana y se sumó al circo donde ella trabajaba. Allí se topó con una de las disciplinas más complejas y arriesgadas en el arte del circo: el Globo de la Muerte.
El acróbata de Lomas de Zamora condujo su espectáculo, el Globo de la Muerte, a distintos países del mundo como Francia, Inglaterra e Irlanda
El show consiste en que varios motociclistas dan vueltas sin tocarse dentro de una esfera hecha con fierros, y se llama Globo de la Muerte porque una mínima falla del conductor o de la moto podría desencadenar una fatalidad, que haría honor a su nombre.
El rugido de las motos, la adrenalina, y el hecho de ver cómo un grupo de acróbatas motorizados desafiaban las leyes de la gravedad con sus piruetas, lo fascinaron por completo, a tal punto que hizo todo lo que estuvo a su alcance para aprender ese número. “No me querían enseñar, siempre me ponían trabas. Estuve un año entero armando y desarmando la carpa para ver si accedían hasta que, de tanto insistir, logré que me enseñaran”, cuenta Sánchez.
Hoy en día, el artista circense de Lomas de Zamora exhibe su destreza arriba de la moto en distintas partes del mundo, como Francia, Inglaterra e Irlanda; mientras disfruta de otra de sus pasiones, que es viajar.
En el momento en el que recién se empezaba a hablar de Coronavirus en China, el acróbata se encontraba recorriendo Tailandia, en el sudeste asiático; pero una oferta para hacer una muestra con el Globo de la Muerte en Irlanda, lo terminaría alejando de la región que se convertiría en el epicentro de la pandemia.
Cuando pudo regresar a la Argentina, puso todo su empeño en convertir en realidad una revelación que tuvo una vez mientras giraba con su moto en el interior de la esfera metálica. “Tuve como una epifanía, el sueño de poder montar una productora para ayudar a los artistas latinoamericanos de circo callejero”, menciona Agustín.
Con la ayuda de uno de sus amigos, quien estudiaba la carrera de Administración de Empresas; la colaboración de su hermana como Community Manager; y otra amiga fotógrafa, el joven lomense creó Jumps Arts, productora que se propone revalorizar el circo de la calle argentino y latinoamericano, cooperando con sus artistas para que puedan tener mejores posibilidades de trabajo.
Recientemente, la productora realizó un primer espectáculo en La Troupe (Banfield), donde participaron más de 20 artistas y lograron una convocatoria de más de 200 espectadores. “Hubo malabares, contorsiones, cama elástica, payasos, número aéreo”, comenta el creador de Jumps Arts y destaca: “Fue la primera vez que estuvo el Globo de la Muerte en una escuela de circo de Banfield.
Según Sánchez, que viajará a Inglaterra en marzo para hacer temporada en un circo con el Globo de la Muerte, una de las complicaciones para los artistas que intentan continuar su carrera en el exterior es que la mayoría de las compañías no se ocupan de los trámites de visado, por lo cual muchos contratos no llegan a firmarse.
“Mi sueño es patentar Jumps Arts en Europa y poder generar visas de trabajo para que los grandes talentos que tenemos en la región logren tener oportunidades allá, ya sea en cruceros, galas o circos”, explica y concluye: “Otro de mis deseos es volver a Argentina en unos años y poder reinvertir capital en producciones que generen trabajo para los artistas locales” .
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