¿Y si se hacen responsables?

Otra cabeza que rueda en el Lobo de la mano de Pellegrino

La salida de Pedro Troglio de Gimnasia puede explicarse en los pobres números que  cosechó su equipo a lo largo de los últimos meses, pero si de falta de respuestas positivas se trata, Gabriel Pellegrino debería empezar por despedirse a sí mismo.

El presidente Tripero echó durante su gestión a cuatro entrenadores: primero a Gustavo Alfaro, luego a Facundo Sava y ahora a Troglio. En el medio, si bien oficialmente fue una renuncia, también le abrió la puerta de salida a Mariano Soso al avisarle que no tendría refuerzos.

Eso no es todo, ya que además de las cuatro cabezas que rodaron en la conducción técnica también hubo otros nombres de peso que fueron invitados a retirarse. Uno de ellos es el de Roberto Depietri, a quien trajeron como manager y lo despidieron tras varios desaciertos.

No cabe duda que los problemas en Gimnasia no se resumen en quién esté a cargo de comandar los destinos del plantel profesional de fútbol: los nombres pasan y los resultados siguen ausentes, con planteles reducidos y poco presupuesto para mejorarlos.

 

VIENE DE ANTES


La responsabilidad mayor de este mal presente de Gimnasia tiene su germen en la irrupción del actual presidente en la toma de decisiones: incluso antes de ocupar ese cargo, cuando él y su grupo de trabajo asesoraron a Daniel Onofri, hubo polémica en puerta.

Para afrontar la primera temporada en la B Nacional, todavía con Héctor Delmar a la cabeza pero con Onofri tomando las decisiones, la injerencia de Pellegrino fue tal que participó en la elección de Darío Tempesta como mánager y de Osvaldo Ingrao como DT.

Esa historia, como se recuerda, duró poco y terminó mal: permanecieron solo ocho fechas en sus cargos, tras un pésimo arranque de temporada que desembocó en el primer regreso de Troglio para enderezar el rumbo del equipo. Hoy decidieron cesantearlo.

 

NO DISCRIMINA ROLES


La polémica durante la gestión del actual presidente no está reservada solo para los entrenadores o los secretarios técnicos: también ha tenido decisiones discutibles a la hora de abrirle la puerta de salida a más de un referente de los últimos planteles.

Si hay alguien que nunca debió alejarse de Gimnasia es Sebastián Romero, quien finalmente regresó meses antes de la asunción de Pellegrino. Junto a Chirola también volvió Lucas Lobos, pero ambos debieron irse por la puerta de atrás al finalizar la temporada, en situaciones poco claras.

A ellos se sumó, en enero de este año, el jugador más identificado con el club de todo el plantel: Fabián Rinaudo. Fito fue invitado a partir, tras una oferta de Rosario Central que, por los números, le cerraba más al presidente que a la propia institución.

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