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Historia de La Plata

Ritual platense: el libro que cuenta el origen, auge y ocaso de los muñecos de fin de año

Gabriel Darrigran junto con Gastón Azcona escribieron el primer libro de historia de la quema de muñecos de fin de año que nos hicieron conocidos a nivel mundial. 

Llega fin de año y como es costumbre en La Plata, comenzamos a ver algunas estructuras de madera que luego tendrán forma y se convertirán en muñecos que explotarán después de las 12. Gabriel Darrigran junto con Gastón Azcona escribieron el primer libro de historia de esta costumbre que nos hizo conocidos a nivel mundial.

“Ritual platense” es el primer libro que cuenta la verdadera historia de los muñecos de fin de año en La Plata, la historia de los principales grupos de constructores de muñecos, las anécdotas, y los acontecimientos más relevantes de esta extraña y popular tradición platense que renace año tras año en diciembre.

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El historiador, Gabriel Darrigran, contó a Infocielo que “es el primer libro de historia de los muñecos, los anteriores eran de etnólogos, antropólogos o enfocados a la historia del arte”. Con la ayuda de muñequeros, diarios y entrevistas reconstruye un suceso que ocurre sólo en nuestra ciudad cada año: la quema de muñecos.

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“Empieza en la década del 50’ de forma muy débil hasta los 80’. Y en los 90’ hay una gran exploción de esta tradición, pero de una forma exagerada. Hay barrios enteros en donde cada familia quería hacer un muñeco en la vereda de su casa”, informó el historiador.

Asimismo, Darrigran indicó que “fue una moda muy fuerte y un descontrol. Se hacían entre 150 y 200 muñecos. O sea que pasó de hacerse 25 muñecos en los 80’ a más de 200 por año en la década de los 90’. Y fue tanto el crecimiento que se empezó a regular en 1998”.

Origen y mitos de los muñecos de fin de año

Una de las preguntas que se contesta el libro es el por qué de esta tradición que tiene más de setenta años. Al respecto, Darrigran afirmó en entrevista que “ha habido muchas teorías, de hecho los antropólogos lo han teorizado. Siempre se habla de que viene de Valencia, porque en su verano se arman muñecos. Pero estuve viendo las estadísticas de las migraciones y no hubo contingentes de valencianos que hayan llegado a la ciudad. De hecho llegaron de Galicia o Extremadura donde no tienen esta tradición”.

Sin embargo, desde las autoridades locales se había intentado forzar este lazo para generar hermandad entre las ciudades y lograr también algún apoyo económico. Pero lo cierto es que no hay vínculo entre Valencia y La Plata.

La historia del origen de la quema de los muñecos se remonta a los años 50’. En la calle 10 40 existía un bar y almacén dirigido por Luis Tórtora y Victorina Ponicio denominado “Los Obreros”. El mismo también funcionaba como sede platense del Club Defensores de Cambaceres de Ensenada.

“En 1956 empezaron a hacer el muñeco por un detonante en particular: el dueño era también presidente del Club Defensores de Ensenada, que en ese año ascendió en la Liga Amateur Platense de fútbol”, señaló el historiador.

Y a los dueños se les ocurrió en el marco de las fiestas que realizaban las últimas semanas del año, hacer un muñeco explosivo del equipo para homenajearlos e invitarlos a las festividades.

La transformación: del más ruidoso al más lindo

Desde siempre hubo estruendos y fuegos artificiales. De hecho los diarios lo nombraban como los “Muñecos explosivos de La Plata”, no interesaba el diseño o la calidad artística. El barrio que más ruido hacía o más explotaba ganaba. Hasta ponían garrafas y aerosoles.

Sin embargo a partir de los años 80’ el municipio al ver la cantidad de muñecos que se estaban realizando comenzó a premiar a aquellos que se inscriban y tengan el mejor diseño para regular este fenómeno que desbordaron las calles platenses.

Pero no hubo masivas inscripciones, lo que los barrios querían era competir con otros muñecos y que más personas se acerquen a verlos quemar.

Por su parte, a partir de 1990 comenzaron a premiar a los muñecos mejor diseñados desde las radios y periódicos. “ Y el 99’ la Municipalidad también galardonó con recursos económicos para sacar las explosiones de los barrios y ponerlos en la circunvalación”, sentenció Darrigran.

Algo comenzaba a cambiar. En el 2008 la comunidad de La Plata pudo votar por primera vez al muñeco que más le gustaba por celular. El ganador recibía un premio del municipio. Pero según explicó el historiador: “Cambió mucho porque hacían campaña publicitaria para que los voten. Pero siguieron prefiriendo a los de los privados porque convocaban a arquitectos y a especialistas para dar un ganador”.

Todo tiene un final, todo termina

“Se van a extinguir”, sentenció Darrigran. En su libro “Ritual Platense” tiene un anexo con la lista de los muñecos de los últimos 35 años y sus direcciones. Y afirma que “se están haciendo casi la misma cantidad que antes de los 80’. Se pasó de los 150 o 200 muñecos año 2017 a 45 en total para el 2021”.

Hacer muñecos y prenderlos fuego se profesionalizó. En la actualidad hay expertos en construcción de los mismos. Los menores que antes eran protagonistas quedaron relegados en algunos casos para las actividades secundarias como la realización del engrudo, lo que los alejó definitivamente.

“En la actualidad varios muñequeros se asociaron para no dejar morir la tradición”, contó el historiador. La falta de personal hace que barrios o vecinos que antes competían por un premio se unan para que los muñecos sigan existiendo a fin de año.

Otro de los condimentos para exista una merma en la construcción de los muñecos es el hecho de que la reglamentación del municipio no permite que se hagan muñecos en cualquier lado, limitando el tamaño y prohibiendo el uso de fuegos artificiales. Sin embargo, un hecho crucial es que “jamás hubo una asociación de muñequeros, porque siempre fue espontáneo. Siempre se piensa en los muñecos en el último momento, lo que imposibilita a que se piense a largo plazo para discutir con las autoridades las condiciones”, reflexionó Gabriel Darrigran.

Por último, las medidas municipales alentaban a los muñequeros a que hagan los escenarios y la quema por fuera del casco, pero sin embargo en la actualidad “la circunvalación también es cortada por el tren universitario dejando sin muchos espacio públicos para continuar la tradición”.

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