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8M

Feminismo antiespecista: qué es y por qué marcha hoy

Las banderas del feminismo antiespecista también se levantarán en el encuentro de este martes. Cómo surgió el movimiento y qué difunden sus referentes.

Con banderas protagonizadas no solo por mujeres y disidencias sino también por vacas, cerdas, gallinas y otros animales, el antiespecismo tendrá lugar dentro el encuentro feminista que cada 8 de marzo reúne en diversos puntos a colectivos que luchan contra las violencias de género.

Sin embargo, el término todavía resulta poco conocido y genera algunas resistencias, incluso (aunque en menor medida) en aquellas personas que día a día rechazan otras desigualdades.

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En rigor, el especismo hace referencia a la discriminación por especie: arbitrariamente, otorgamos consideración moral a algunos seres (los humanos) y tratamos como objetos a otros (la gran mayoría de los animales), a pesar de que todos tengamos interés por vivir y la capacidad de experimentar sensaciones y emociones.

Referirnos a este tema, entonces, nos hace repensar qué comemos, con qué nos vestimos, de qué forma nos entretenemos y qué productos de las góndolas elegimos, acciones que llevamos adelante todos los días con total naturalidad, desconociendo (o decidiendo ignorar) el entramado de injusticia que hay detrás.

¿Y cómo se relaciona el especismo con el feminismo? ¿Por qué se reivindican los derechos de los animales durante una marcha del 8M? Esto puede explicarlo Paula Viturro, abogada, investigadora y docente que participa de numerosos congresos referidos a las identidades de género y dicta cursos de grado y posgrado en diversas universidades.

"El movimiento antiespecista es una rama del movimiento feminista interseccional que, entre sus principales reclamos, tiene la eliminación de las jerarquías de género tomando también las jerarquizaciones entre las especies", dice la especialista en diálogo con INFOCIELO.

En este marco, Viturro aclara que la relación entre el feminismo y la lucha antiespecista es "muy larga": tiene sus cimientos en los movimientos de mujeres sufragistas inglesas y en la Sociedad Nacional Antivivisección en la Inglaterra Victoriana.

"Entre los años 80 y 90 hubo un resurgimiento -o por lo menos una discusión más grande- en EEUU a partir de la publicación del libro La política sexual de la carne, de Carol J. Adams", continúa la abogada en relación a la génesis del movimiento.

Este texto, explica, estableció una comparación entre ambas problemáticas y enunció que la política de género a partir de la cual se cimenta el mundo está fuertemente relacionada con nuestra forma de concebir a los animales, especialmente a los que se consumen en la industria alimentaria.

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"Ni oprimidas ni opresoras"

A pesar de que el debate sea de larga data, lo cierto es que adquiere cada vez mayor popularidad y crece con rapidez el número de personas que se preguntan por qué manifestarse en contra de la violencia, explotación y consumo de ciertos cuerpos y fomentar al mismo tiempo estas acciones sobre los de otros.

De esta manera, la rama del feminismo compuesta por personas veganas comenzó a pensar que, así como otras opresiones como el racismo, el capacitismo o el clasismo no pueden entenderse de forma aislada, tampoco debería analizarse el especismo por fuera de este entramado.

Es por esto que lemas como "Ni oprimidas ni opresoras" o "No seamos el macho de los animales" podrán leerse en banderas y pancartas este martes, bajo el objetivo de trasladar conceptos como cosificación, dominación, privilegio y violencia a todas las especies.

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"Tuvo muy buena recepción, tal como había tenido en los dos encuentros de mujeres previos", dice Viturro acerca de la inserción del feminismo antiespecista en el encuentro de feminismos populares del 2021, donde se llevó adelante un taller del tema que obtuvo una amplia convocatoria.

"Sobre todo entre la militancia más joven, cada vez más se está instalando un poco la idea de que acá también hay una variable para analizar, que es la relación interespecies", agrega, y asegura: "En el último tiempo, los movimientos feministas son lo suficientemente diversos para, por lo menos, abrirse a nuevos cuestionamientos, o al menos intentar entender por qué algunes venimos a hacer estos planteos".

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En cuanto a las principales resistencias a la hora de hablar de antiespecismo y feminismo, la activista distingue dos aristas principales: por un lado, el prejuicio y la creencia de que quienes militan en estos espacios carecen de perspectiva de clase y, por otro, el hecho de que otros colectivos estén siendo brutalmente discriminados.

"Pareciera ser que si traemos a la discusión la situación de los animales, estaríamos rebajando la humanidad de todos esos colectivos, como podrían ser las mujeres en determinados contextos, las compañeras travestis, las personas racializadas", analiza la abogada acerca de este último ítem.

Sin embargo, explica: "Desde el antiespecismo venimos a sostener que es una mirada enriquecedora poder entender que muchas veces la subjetividad que lleva a discriminaciones brutales, como podría ser la manifestación más radical en el caso de las mujeres que es el feminicidio, está basada en ciertas formas de creación de una sensibilidad que no está muy lejos de cómo nos enseña esta sociedad a tratar a los animales".

De esta forma, el feminismo antiespecista no pretende poner una causa por encima de la otra, sino hacerlas converger en una búsqueda de igualdad que trascienda la especie.

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