Elvis el primero en sentarse en ronda junto a sus músicos en un escenario y desenchufar. Era 1968 y elvis seguía siendo Rock and Roll. Se trataba de un programa de la NBC en el que el rey del rock grabaría un puñado de canciones posteriormente conocidas como 68 Comeback Special. Era el primer antecedente de la modalidad unplugged.
Esa modalidad Unplugged nos daba en una primera instancia un poco de la espontaneidad artística que anhelábamos; que luego vendría a mi entender con el Tiny Desk en abril de 2008, 15 años después
En 1993, con el canal instalado en la grilla del cable y la marca Unplugged se fue haciendo fuerte a través de algunos shows históricos como el de Nirvana en Nueva York, llegaba la hora de empezar a producir el formato con artistas latinoamericanos. El esquema de producción que le permitía optimizar costos a MTV indicaba hacer dos shows en un mismo estudio, en la misma semana. Siendo México y Argentina los mercados principales para el canal, se empezaron a producir simultáneamente los shows de El Tri y el de Charly García. Pero mientras los mexicanos no hicieron más que adaptarse a las normas del canal y mostrarse agradecidos por la gran oportunidad que se les daba, con Charly fue distinto.
Hubo algunos híbridos eléctricos, como el primero, protagonizado por Los Fabulosos Cadillacs en 1994, durante el éxito “Matador”. Pasaron los de Divididos y Babasónicos años más tarde. Pero otros, como los de Charly García y Soda Stereo, encarnaron a la perfección el formato, actualizando la idea de “acusticazo” y logrando por fin que el rock nacional brillara igual que el anglo, corría el 1995. En Argentina Menem asumía por segunda vez, del otro lado del charco se jugaba la Copa América y en Estados Unidos alguien inventaba el Internet Explorer. Buscar la música que nos gustaba se hacía lento pero había un nuevo oráculo con solo enter.
Apenas surgida la posibilidad del Unplugged empezaron las conversaciones entre el productor Alex Pels y Fabián Von Quintiero que se encargaba del contacto. “Es muy difícil que Charly haga algo que le proponen”, pero tampoco es boludo: si ve que hay una punta que puede servir para mover mercados, para montar una producción linda, la cosa le empieza a gustar.” explica Von Quintiero. Charly divisó la posibilidad de dotar de nuevos arreglos de cuerdas a varios de sus temas clásicos.
Charly llegó a Miami con el pelo teñido de rubio platinado, en un gesto que muchos le atribuyeron como un tributo al recientemente fallecido Kurt Cobain. El líder de Nirvana, que había revolucionado el formato MTV Unplugged con su icónica presentación de 1993, había muerto un año antes, y su figura era central en el imaginario musical de los 90.
“Me auto-teñí. Agarré un poco de ese menjunje, me lo enchanté en el pelo y me vine a casa con eso en la cabeza”, contó Charly en una entrevista años después. El resultado fue, según él, “bastante original, pero no se pudo asentar bien”.
En su libro de anécdotas, Nunca es demasiado el baterista de Charly García, Fernando Samalea contó cómo fueron los días previos a la grabación del show con toda la banda en Miami. ¨Charly se negó a permanecer encerrado en el hotel que la producción le había asignado y decidió instalarse en el interior de una limusina, la cual estaba equipada con teclados, cuadernos, un minibar y un equipo de música¨. “Se empecinó en no bajarse jamás y le dio uso 24 horas diarias. “Circulaba interminablemente las calles soleadas de South Beach, sin rumbo determinado más que el constante andar”. El resto intentaba mantenerse lo más lejos posible de la limusina del jefe, caminando por la playa, comprando discos o probando tragos en los bares.
Charly era indomable y no tenía límites a la hora de imponer sus deseos erráticos. Aunque desde la producción del canal insistieron en que no se podían interrumpir las grabaciones con público, fiel a su estilo, García desobedeció las reglas. “Charly quería decidir todo”, recordó la productora Paula Golbin sobre esa presentación. “El problema era que quería tomarse breaks en la grabación. Y le dijimos reiteradas veces que no era posible, porque había 400 personas ahí sentadas, porque se grababa como si fuera un programa en vivo y porque esos breaks cortaban la atmósfera del Unplugged”. Charly, lejos de acatar las órdenes, detuvo el show para ir al baño y desapareció media hora.
La selección de canciones para el Unplugged fue un viaje transversal por distintas etapas de la carrera de García, con una reinterpretación acústica que, en varios casos, superó las versiones originales. El show abrió con “Yendo de la cama al living”, un clásico que funcionó como declaración de principios para lo que vendría: arreglos refinados y un Charly magnético. Fue clave la compañía de María Gabriela Epumer en el show, interpretó un solo destacado en la canción “Cerca de la revolución” y estaba siempre atenta a los lapsus de Charly para cubrirlo con su guitara o la voz. Alguien que lamentablemente nos dejó en 2003 a los 39 años.
García y Epumer estuvieron juntos en su sociedad musical hasta que la muerte los separó. A Charly le costó quizás más que a nadie asimilar la falta de María Gabriela y tardó casi 15 años en verbalizar su sentimiento, con esa capacidad de síntesis tan suya. “Pienso mucho en vos, María Gabriela. Todavía en los shows me doy vuelta para buscar tu mirada cómplice. Ojalá tengan tocadiscos en el cielo. Random es mi humilde homenaje a la mejor guitarrista que existió”. la recordó en sus redes el día que hubiera cumplido 54 años y ofrendándole su hasta ahora último trabajo de estudio.
Para esa época, la banda de acompañamiento de Charly constaba de Fernando Samalea, Fabián Quintiero y María Gabriela Epumer. Conocidos como Los Enfermeros, se trató -con algunos cambios- del grupo que más tiempo estuvo a su lado: desde 1987 hasta 1995. Para el MTV Unplugged, también se sumaron Ulises y Erica Di Salvo, cellista y violinista respectivamente. Dos hermanos que no venían del palo del rock y a quienes Charly bautizó como “los Braile” porque eran capaces de leer una partitura a primera vista.
Se destacaron “Rezo por vos”, uno de los momentos más emotivos de la noche; “Ojos de videotape”, reinventado con cuerdas; un medley de Serú Girán, que incluyó fragmentos de “Seminare”, “Cinema Verité” y una versión memorable -con olvido de letra incluído- de “Viernes 3 A.M”; “Pasajera en trance”, que Charly compuso junto a Pedro Aznar para el disco Tango (1986); y “Fifteen Forever”, compuesto para la banda sonora de la película Funes, un gran amor (1993).
Han pasado 30 años desde ese gran show, los números redondos nos producen esa especie de nostalgia inalcanzable. Habría que escuchar a Charly mas seguido, al menos una vez al día.
Escuchanos en Suban el volumen los sábados de 19 a 21hs.