Opinión

Resultadismo consciente: Verón se equivoca, pero tiene razón

La imparable marea de derrotas alborota los cimientos de UNO y crispa los nervios del presidente Verón, que se dejó llevar y se rebajó innecesariamente.
Andrés Caviglia

Por Andrés Caviglia

Imagínense la siguiente secuencia: el presidente de la Nación -el que fuera-, dolido por las críticas, sale al balcón de la Rosada para hablar con la masa popular; pero antes de emitir su discurso, se lleva el dedo índice a la boca haciendo un gesto de silencio, lo hace tres veces y después habla. O al revés, lo mismo da.

De mínima es una circunstancia tan cuestionable como políticamente evitable. Un líder elegido democráticamente, debe honrar esa posición desde el respeto a quienes lo han llevado a ese lugar que él buscó.

Nadie obligó a Verón a ser presidente de Estudiantes. Quizás Verón sintió la obligación de hacerse cargo porque sin dudas está entre las cuatro personas que más hicieron por el club en su historia. Su apellido nunca estará por sobre el club, pero sí a la altura de Jorge Hirschi, de Osvaldo Zubeldía, de Carlos Bilardo; todas palabras mayores y grabadas a fuego en la historia pincha.

Si alguien hizo más por Estudiantes que Juan Sebastián Verón es un debate interesante y válido donde casi siempre el actual y fastidiado presidente tendrá de su lado un as ganador. Sin embargo, la ira es mala consejera hasta para los grandes y esta vuelta le jugó una mala pasada a la hora que querer plantear algo tan válido y necesario como esta suerte de “resultadismo consciente” que propone el presidente.

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Verón junto a Agustín Alayes: El presidente de Estudiantes banca la gestión del Flaco pero, en la tormenta, necesita comunicarse de otra forma.

Verón junto a Agustín Alayes: El presidente de Estudiantes banca la gestión del Flaco pero, en la tormenta, necesita comunicarse de otra forma.

Verón utilizó sus redes sociales para mostrar el trabajo realizado durante su gestión, llevó la camiseta, a los ídolos y a los valores del club a lo largo y a lo ancho de la Argentina y también lo hizo por el mundo de forma literal; pero en esta vuelta se equivocó en las formas. Mandar a silenciar a las masas no es un nunca una buena alternativa -ni a las masas ni a nadie-, sobre todo si buena parte de ellas son las que te votaron para ser el líder del club que también aman.

Verón ES Estudiantes, pero Estudiantes no es Verón; ni Boca es Román; ni Racing Milito. Los socios eligieron - y seguramente volverían a elegir- a Verón y se eligió un proyecto: integral, social, educativo, donde el club se posiciona desde otros lugares. El tema del resultadismo per se a Verón lo crispa; por eso escribe lo que escribe, por eso se enoja con quienes piden cabezas, por eso eligió los técnicos que eligió y por eso escribió lo que escribió: "Las personas nunca quieren ser parte del proceso, sólo del resultado. Es por esto que el proceso es el momento donde descubres quien vale la pena para estar contigo en el resultado”.

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El mensaje del presidente Verón: un mensaje positivo para la gente de Estudiantes que se vio empañado por las formas.

El mensaje del presidente Verón: un mensaje positivo para la gente de Estudiantes que se vio empañado por las formas.

Es en ese lugar, Verón se mete con una de las máximas irracionales del fútbol en general y de SU Estudiantes en particular: el resultadismo. Lo que propuso la Bruja en su llegada fue un cambio estructural, donde a las urgencias se las combate con trabajo. Es cierto que se han cometido errores en plano futbolístico y que los resultados no aparecen, pero han aparecido otras cosas, muy valiosas: ladrillos, estructuras institucionales que quedarán por siempre. Un trabajo y una gestión paralela a la pelotita. Sin embargo, Verón debe responder a sus socios y socias.

Si la masa votante solo quiere ganar los domingos -que no estaría mal- Verón deberá comunicarse de otra forma. Si su intención es cambiar, mejorar o ampliar la mentalidad del hincha, también está en su derecho a hacerlo, para eso también fue elegido, para eso también se cree en los liderazgos. Verón tiene la espalda lo suficientemente ancha como para hacer este tipo de planteos, pero en algún lugar debe sentir que pelea con molinos de viento o, para ponerle palabras concretas, con una necedad que lo inquieta .

Quizás sea esa impotencia la que lo llevó a rebajarse al debate de las superficiales redes o simplemente este harto de querer hacerse entender. La Brujita tiene tiempo para salir del rincón del caos y encontrar una manera que se ajuste más a su modelo, para comunicarse con quienes lo llevaron a donde quería estar.

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