Muchas veces las fotos hablan por sí solas. Los gestos son los que hacen que las descripciones sobren y algo de esto se repite en cada ocasión en la que Roberto “Pampa” Sosa pisa tierras napolitanas. Es que detrás del hombre que regó de goles el estadio de Gimnasia en las épocas de Timoteo Griguol se esconda una historia que no mucha gente conoce y que le pone en la mesa del mismísimo Diego Maradona.
La sonrisa del actual entrenador del Nápoli, Luciano Spaletti, al recibir a Sosa esta mañana en el entrenamiento del equipo y el respeto del plantel superior -encabezado por Lorenzo Insigne- para con su persona hablan por sí misma sobre el legado del goleador que realizó gran parte de su carrera en Italia.
Aquella potencia goleadora de Sosa hizo que desde Europa pongan los ojos sobre él pero lo que nadie imagino fue que casi 10 años después su carrera se iba a fusionar con la historia del Nápoli donde Diego Maradona es Dios y que el propio Pampa se pueda sentar hoy en la mesa de los ídolos intocables y eternos de la institución napolitana.
La increíble historia del Pampa Sosa en Nápoli
Si hay una historia que debe ser contada es la del Pampa en tierras de Dios. Y para entender la magnitud del relato hay que hablar del último jugador en usar la 10 en el Estadio San Paolo. El Nápoli decidió retirar el número 10 para siempre en agosto del 2000 cuando estaba en Primera, antes de una debacle institucional que tuvo al ex Gimnasia y Boca como símbolo de la resurrección.
Para el 2004 el Nápoli empezaba su caída libre y Sosa terminaba su segundo ciclo en el Lobo con apenas 2 goles en 15 partidos. El ex club de Diego estaba en la B y se presentaba a quiebra por lo cual cayó a la C italiana por no poder cumplir con las leyes deportivas de aquel país.
Sosa tenía contrato con el Udinese en Primera y estaba en la lista para la Copa UEFA pero un llamado lo hizo aceptar el desafío: “Todo comenzó con un llamado de Pierpaolo Marini, que fue el director deportivo que me llevó de Gimnasia a Udinese, en 1999. En un principio yo no quería, pero acepte con una condición: Usar la 10 de Maradona”.
Esto podía darse ya que en la C hay que cumplir con la numeración del 1 al 11 y aquel retiro de camiseta no corría para aquella época de vacas flacas. El primer año en la C (2004-2005) del Pampa dejó 10 goles en 25 partidos, pero no alcanzó para subir. Lejos de claudicar, se volvió a por la vuelta que llegó al año siguiente donde volvió a los 8 goles para dar el primer paso hacia la Serie A.
Ya en Segunda el Pampa siguió siendo parte vital de Nápoli, su carácter y experiencia lo volvieron un referente para el plantel y para la gente que veía en él ese plus que otorga la argentinidad en el suelo bendecido por Maradona. Para la temporada 2006-2007 la vuelta a Primera era un hecho, fueron 12 goles en dos temporadas en el lugar que el club nunca debió dejar y al que volvió de la mano del segundo argentino más famoso de Nápoli: el Pampa Sosa.