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Rodrigo Braña: Estudiantes despidió al jugador, pero se queda con la leyenda

Hablar del resurgir de Estudiantes del 2006 a esta parte, con la conquista de los dos torneos Apertura y de la Copa Libertadores, es hacerlo también sobre algunos nombres propios. Uno de los más importantes es, sin dudas, el de Rodrigo Braña.

El Chapu llegó a comienzos de 2005 luego de ascender con su querido Quilmes después de varios intentos frustrados, y de tener un gran primer torneo en Primera División. Con el Cervecero en la Libertadores él apostó por el Pincha, y la apuesta, en retrospectiva, le salió perfecta.

Si bien en un primer momento alternó titularidad, su manera de jugar cautivó rápidamente a hinchas y entrenadores, con una entrega y un sacrificio a medida del ADN Albirrojo. El regreso de Juan Sebastián Verón encontró en el N°22 su complemento perfecto.

Con la Bruja a su lado se potenciaron ambos, y potenciaron también al equipo. Parece difícil, casi imposible, imaginar a aquel equipo campeón de América sin su motor, sin ese tractor del mediocampo que se multiplicaba por doquier para recuperar la pelota.

En 2013 decidió alejarse y volvió a vestir los colores de su primer amor, teniendo ese regreso que le había prometido a un club que, como todo Estudiantes, lo adora: ¿Cuándo se vio que un futbolista en actividad tenga una tribuna que lleve su nombre?

Sin embargo el destino no le tenía preparado el retiro en el Sur. Para 2016, en medio de un caos institucional, decidió alejarse de Quilmes y volver a Estudiantes, en donde gastó sus últimos cartuchos, siempre a la altura, hasta que ayer decidió colgar los botines.

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